lunes, 28 de diciembre de 2015

Mi gato, el mejor candidato

Milio Mariño

Cuando lo veo en el sofá, hecho un ovillo, me pregunto si mi gato estará al tanto de que hemos celebrado elecciones y nos hemos metido en un lío. Los gatos son muy listos y el mío, no es que lo diga yo, es que todos los vecinos coinciden en que le da cien vueltas al dueño. Por eso me dio por pensar que tal vez nadie mejor que él para protagonizar la propuesta que acaba de hacer Errejón. Eso de que quizá fuera bueno elegir a un Presidente de Gobierno que sea independiente y no esté ligado a ningún partido político.

Sorprendió a todos que un imberbe con gafas hiciera una propuesta como la que urdió, en su día, el General Armada con el pretexto de salvar a España del desgobierno. Aunque, claro, el fin puede ser el mismo pero los medios son radicalmente distintos. Por eso propongo a mí gato. Tengan en cuenta que si, como dicen los de Podemos, la solución a este lio pasa por poner un independiente al frente del Gobierno, los gatos, a independientes, no hay quien los gane. Siempre van a su bola. Así que mi gato cumpliría el requisito que dice Errejón y el del IBEX 35, que calla sus intenciones pero intriga lo suyo.

Lo del IBEX es para tenerlo en cuenta. Yo, nada más oír la propuesta, me acordé de Tommy Douglas, un político canadiense que explicaba con una fábula lo que el IBEX está intentando que no suceda en España.

Tommy Douglas fue un político socialdemócrata que en las elecciones de Canadá, de 1962, inició la campaña contando, en un mitin, la fábula de Mouseland. Una tierra de ratones en la que durante muchos años siempre que había elecciones elegían un gobierno de gatos. Al principio elegían gatos negros pero, como no quedaron satisfechos, cambiaron de parecer y eligieron gatos blancos. El cambio tampoco dio resultado, de modo que en las elecciones siguientes eligieron gatos pintos, mezcla de negros y blancos. Tampoco quedaron contentos. La cuestión fue que cuando se reunieron para ver qué hacían, alguien dijo que el problema no era el color de los gatos sino que los gatos gobernaban, siempre, para los gatos y no para los ratones. Lo que vino luego ya lo imaginan. En cuanto pudieron eligieron ratones. Pero se formó un lio tremendo porque la prensa, la radio, los poderes económicos… Todo el mundo se volvió contra ellos, acusándolos de irresponsables y comunistas.

Pueden ahorrarse el reproche, sé que mi gato gobernaría para los gatos, pero saldríamos del atolladero cumpliendo las dos condiciones: La que dice Podemos, tener un gobierno presidido por un independiente, y la del IBEX 35, que ya mandó recado advirtiendo de que un gobierno de ratones ni lo soñemos.

La propuesta es sincera. Sí piensan que propongo a mí gato por interés se equivocan. Lo quiero mucho pero, cuando se trata de mi país, antepongo el bien común a cualquier interés personal. Reflexiono, analizo las posibilidades reales y me fijo en antecedentes contrastados como el de ese pueblo de Alaska, Talkeetna, donde el gato Stubbs lleva 15 años de alcalde y no hay una queja; todos están contentos. Por ahí va mi propuesta. Quiero anticiparme, y proponer a mí gato, no vaya a ser que cualquiera proponga un perro y, al final, tengamos que abstenernos porque no hay más opciones.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

lunes, 21 de diciembre de 2015

La bronca de nochebuena

Milio Mariño

Por más que suene a tópico, muchas familias habrán tomado, ya, precauciones para que la cena de Nochebuena no acabe en bronca. Muchas esposas, madres, suegras y abuelas, porque las mujeres son las que están en estas cosas, habrán dictado normas a propósito de lo que podrá, y no podrá, decirse en la mesa. No la armes que te conozco. No se te ocurra hablar de política, ni de fútbol, ni de la mierda de coche que compró tú cuñado, o lo que hiciste en tus años mozos. No vuelvas con eso de que los de derechas son unos fachas, ni cuentes la historia de que las libertades y el bienestar que tenemos se debe a lo que algunos luchasteis cuando erais jóvenes. No mires a los chicos y digas que, ahora, los jóvenes son bovinos y la universidad un páramo donde pastan en rebaño. Olvídate de lo tuyo y de ese conformismo que insistes en denunciar. Haz un esfuerzo y tengamos la fiesta en paz.

Consejos como estos, o muy parecidos, se habrán oído, ya, en muchos hogares y se oirán, más todavía, a medida que se acerque la fecha. Nadie quiere que la cena de Nochebuena acabe en bronca. Yo tampoco, pero pienso que la prevención, en este caso, no es efectiva. Las discusiones, a lo mejor, se evitan, pero el remedio es peor que la enfermedad. Obliga a que prescindamos de ser como somos y exige, incluso, que el tonto de la familia, que en todas las familias lo hay, sea menos tonto de lo que, en él, es habitual. Así que el esfuerzo será tan grande que provocará un incómodo fastidio y hará que la cena parezca una convención de estreñidos. Será como si todos acabaran de conocerse y no hubieran hablado nunca. De modo que la cena podrá estar riquísima pero, en cuanto alguien rompa el silencio con un cumplido, o una frase hecha, habrá codazos y atragantones, por aquello de lo mucho que cuesta tragar ciertas cosas.

El objetivo tal vez se cumpla, a lo mejor nadie discute, pero la realidad se habrá convertido en ficción. Nada será real. Quienes hayan dictado las normas sonreirán felices, pero estarán presidiendo la cena de una familia que no es la suya. Sus buenos propósitos habrán servido para que los presentes incuben un sufrimiento que no podrán aliviar ni frotándolo con alcohol.

Por ahí no vayas, cuidado con ese chiste, ojo con ese tema… Quizá evite que nos portemos como una familia de jabalíes, pero cenar así supone una penitencia que dispara el fuego gástrico y produce efectos indeseables. Lo contrario de lo que quieren los anfitriones, cuya ilusión es que seamos felices y quizá no reparen en que la felicidad no se logra alquilando una personalidad como quien alquila un traje para ir de fiesta. Cada uno tiene que ir con lo suyo: con sus obsesiones, fantasías, deseos y rencores. Con todo lo que lleva puesto porque una cosa es llevarlo con educación y otra dejarlo en el perchero antes de sentarse a cenar.

A mi marido le gustan las lentejas, dijo aquella señora mientras comía langostinos. Y los langostinos, que son muy suyos y no estaban advertidos, montaron la de dios es cristo. Así que ya les digo: por mucho que tomemos precauciones, al final puede liarse. Pero no pasada nada, la Nochebuena tiene estas cosas.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España



lunes, 14 de diciembre de 2015

Empeorar nosotros para que mejore el país

Milio Mariño

Hay gente rara, pero cuesta creer que alguien reforme su casa para dejarla peor que estaba. No parece sensato que alguien llame a un “ñapas” para decirle: Quite la ducha de hidromasaje y la mampara de vidrio y sustitúyalas por una pileta y unas cortinas de plástico. Le advierto que el baño quedará fatal. Lo sé pero, como además de feo será muy incómodo, mi familia se duchará menos y ahorraremos una pasta. De todas maneras, me temo que no será suficiente, así que cambie también la cisterna, por una de aquellas que se tiraba de la cadena, y sustituya el portarrollos por un clavo para colgar hojas de periódico, en vez de papel higiénico.

Eso mismo fue lo que hizo Rajoy con España. Bajó los salarios, redujo la indemnización por despido, aumentó la precariedad, recortó en sanidad y educación, quito derechos… Es decir, reformó lo que había para dejarlo peor. Y quedó contentísimo. Presume de qué fue un éxito. Dice que disfrutábamos de unas condiciones de vida y unos derechos que eran un lujo. Que lo sensato, lo que le convenía a España, era volver a lo de antes. Derribar lo construido y retroceder treinta o cuarenta años. Hacer que España se parezca cada vez menos al resto de Europa y empiece a parecerse al norte de África. Esa fue la solución de progreso que, según Rajoy, hizo que la economía mejore.

La idea, de que las cosas deben empeorar para que todo mejore, se la había oído yo a Alfred Pennyworth, que no es ningún economista famoso sino el mayordomo de Batman. Un viejo guasón que se mostraba asombrado por la candidez de Bruce y le decía que los villanos son todos muy simples y muy parecidos, pues siempre repiten la misma fórmula, tanto en el fondo como en la forma.

Tenía razón. Hemos vuelto a lo que contaba Cervantes en “El Retablo de las maravillas”. Un día aparecen unos estafadores y anuncian el espectáculo más asombroso que jamás se haya visto. Pero ponen una condición: Sólo podrán verlo quienes tengan un origen legítimo y no anden en tratos con el demonio. De modo que cuando irrumpe alguien que no participa en el delirio de la farsa y, por tanto, atestigua que no hay ningún espectáculo, que el escenario está vacío, el alcalde lo señala con un anatema que, en aquellos tiempos, significaba condenarlo a la hoguera: “¡Es de ellos, no ve nada!”

Así estamos. Los villanos ni siquiera se han molestado en cambiar una coma. El argumento es el mismo. Sólo fingiendo y creyendo ver lo que no existe podemos librarnos de que nos acusen de pertenecer a ese “ellos” infame. El hecho de ver la realidad, y contarla, convierte, a quien se atreve, en un apestado ignorante que debe ser condenado a la hoguera.

Oiga una cosa: ¿No había aquí un baño precioso? Sí que lo había pero acabo de reformarlo y tendrá que arreglarse con lo que hay. Y, más le digo: prepárese porque pienso reformar la cocina y no imagina como la voy a dejar.

Esa es la propuesta para los cuatro años que vienen, seguir haciendo reformas hasta que la vivienda sea inhabitable. Solo entonces empezarán las mejoras. Los hijos darán un puñetazo en la mesa y volverán a reformarlo todo para ponerlo como, en principio, lo tenían sus padres.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

viernes, 11 de diciembre de 2015

Cuidadín coles cenes d’empresa

La mio collaboración de los xueves nel programa de la RPA Noche tras Noche

El mi lio d'esta selmana ye d’avisu. Cuidadín coles cenes d'Empresa. Muncho cuidáu porque paecen inofensives pero son más peligroses que la gripe aviar. Por eso avisamos… Porque la xente de bona fe aveza a pensar que la cena añal colos compañeros y el Xefe ye como una cena colos amigos. Con xente cola que nun tien denguna rellación llaboral.

Esi ye'l problema, pensar que tamos colos nuestros, dicir qu'un día ye un día y facer lo que daveres nos apetez: comer y beber más qu’otres veces, cuntar chistes, gastar bromes, cantar Asturies Patria quería y acabar nuna discoteca tirándo-y el picáu a esa compañera que ta pa llamber y siempre nos paeció que miraba pidiendo guerra. Tou eso rematáu cola imprudencia de volver a casa, a les tantes, pasáu de copes y conduciendo'l to coche.

Dígolo faciendo referencia a los homes pero sobra dicir que lo que val pal home val pa la muyer porque nun nos estremamos en nada y menos a la hora de facer tontures.

El casu que, claro, igual vos estraña que, nun programa como esti, demos conseyos pa nun meter la pata nes cenes de navidá qu'organicen les empreses. A lo meyor pensáis que lo nueso sedría falar sobre les eleiciones. Pero yá tais viendo que nos importen los oyentes… Que nun quixéramos, por nada del mundu, que dalguién que nos escucha apaeciera nun videu cola camisa esgobetada, la corbata na cabeza y llamando zoquete al so xefe. Menudu desastre. A tomar pol sacu les Navidaes. Por eso pensamos que nun podemos llamanos a andana… Que falar pola radio incluí la obligación y el deber moral d'avisar cuando vemos un peligru que la xente, polo que sía, igual non lu alvierte.

Asina qu’atesteramos: Les cenes d’empresa son más peligroses q’una reciella de xabalís corriendo pola autopista. De mou que, pa los que tengan duldes de como vistise pa dir a la cena d’empresa, el conseyu ye que se vistan como quieran pero que nun se disfracen de hipster, nin de frikis, nin vayan como si fueren a la fiesta de graduación del colexu. Que nun se sienten a la vera del xefe a nun ser qu’esti lo pida, a lo menos, tres veces. Que se porten con naturalidá. Que nun tiren migayos de pan al otru llau de la mesa nin arbeyos faciendo catapulta cola cuyar. Que nun ye bona idea beber una botella vinu colos entrantes anque sía gratis y la pague la empresa. Que nun se ruempan la cabeza pensando si'l móvil se pon al llau del tenedor del pexe ol de la carne, porque lo meyor ya apágalo y dexalo guardáu en bolsu.

Conseyos podíemos dar milenta pero toos s’encierren en dos, como los mandamientos de la santa madre ilesia. En dicir que tou taba mui ricu y que tas encantáu cola empresa y col xefe y los compañeros que tíes. Depués una sorrisa, un apertón de manes, Feliz Navidá, un taxi y pa casa. Nun garantizamos qu’asciendas, pero vas tener más posibilidaes de que nun te despidan el 2 de xineru.

Milio Mariño

lunes, 7 de diciembre de 2015

El calentamiento de la derecha

Milio Mariño

Para la derecha no hay cambio climático. El mundo sigue igual de frio que hace un siglo y es mentira que se caliente. Y, si se calienta, no es problema suyo que la gente se ponga al sol o a la sombra. El problema es de los pobres, que tienen el vicio de quejarse por todo y buscan cualquier excusa para criticar y poner en solfa a los gobiernos conservadores.

Así piensan los que insisten en llamarse liberales para evitar que los llamen cosas peores. Es decir, los Aznar, Rajoy, su primo el científico, Marine Le Pen, los Republicanos de Estados Unidos y todos los que han añadido al mundo, el demonio y la carne el cambio climático como principal enemigo. Todos niegan el calentamiento global, reconocido por el 97% de los científicos. Dicen que es un ataque contra la forma de vivir de los países desarrollados. Una especie de caballo de Troya que esconde las verdaderas intenciones de los marxistas. Una trampa, protagonizada por los rojos de siempre, que ahora se disfrazan de verdes y lideran una conspiración para acabar con las libertades.

Que nadie se santigüe pensando que semejante disparate solo puede ocurrírsele a alguien que no está en sus cabales. Así fue como lo enfocó, hace poco, un editorialista del ABC. Dijo que la alcaldesa, roja, de Madrid estaba utilizando la boina de contaminación que se cierne sobre la ciudad como pretexto para imponer, de forma dictatorial, a qué velocidad debemos ir en el coche y donde podemos, o no podemos, aparcar. Una restricción intolerable del libre albedrio y las libertades.

Cuesta creerlo pero hemos vuelto al contubernio y la conspiración judeo-masónica-comunista. Ahora resulta que existe una gran conspiración mundial de la que son cómplices miles de científicos que mienten, a sabiendas de que el cambio climático es un engaño elaborado exprofeso. Insisten en eso, en no reconocer la evidencia porque equivaldría a reconocer la verdad. Hacen exactamente lo mismo que los negacionistas del Holocausto. Inventan datos y fuentes científicas para construir una realidad paralela, alucinatoria y fantasmagórica. Llegan al punto de colocar, prácticamente, a todos los científicos bajo sospecha de actuar al servicio de la izquierda como a los otros del sionismo.

Por si fuera poco, la postura de la derecha se complementa con el socorrido: “si Dios lo quiere”. Con la afirmación peregrina de que haga lo que haga el hombre tiene poco o nada que ver en este asunto pues solo Dios puede controlar el clima.

Dirán que, a estas alturas, no quedarán, apenas, ni tres adultos que se chupen el dedo. Que nadie en su sano juicio creerá semejantes patrañas. Que, hasta, Rajoy ha renegado de su primo y propone una ley de cambio climático para la próxima legislatura, si es que continúa como presidente del Gobierno.

Es cierto que lo propuso. Rajoy hizo la propuesta en clave electoral y por miedo a quedar en ridículo en la cumbre París, pero sigue pensando lo mismo. Si Bertín le hubiera metido un par de goles más en la partida de futbolín y hubiera tenido la oportunidad de hacerle alguna pregunta sobre el cambio climático, Rajoy respondería lo que respondió hace poco con la sabiduría que le caracteriza. Dijo que si ya es difícil saber el tiempo que hará en Pontevedra la próxima semana, imaginen lo que será predecir qué puede ocurrir dentro de un siglo.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 30 de noviembre de 2015

La corrupción nos droga

Milio Mariño

Nos han inyectado, en vena, tantos casos de corrupción que si les digo que don Agustín Iglesias Caunedo justifica el pago de los viajes a Croacia, Florida y Nueva York con un dinero que le dieron sus tías, seguro que más de uno se apunta a que las tías son las del puticlub y no las del parentesco. Pocos tendrán en cuenta, porque tal vez no lo sepan, que las tías de Caunedo tenían motivos para obsequiar a su sobrino pues, justo ahora, con 44 años cumplidos, acaba de terminar la carrera de derecho en la Universidad Alfonso X El Sabio, que para eso es privada.

Cito lo de Caunedo porque nos hemos vuelto de un escéptico que tanto da que alguien ponga a sus tías por testigo como que justifique que la fortuna que aparece en su cuenta corriente procede de un tío suyo que vive en América. Ya no creemos ni aceptamos nada: ni justificaciones, ni errores ni disculpas. Nos han metido tanta mierda en el cuerpo que no podemos vivir sin la dosis diaria de porquería. Sin la anfetamina de algún chanchullo, los esteroides de la prevaricación y el cohecho, o la testosterona de que cualquier listo le birle a Montoro un par de millones en impuestos.

Así estamos. Con un consumo de corrupción per cápita que la fiscalía no da abasto para facilitarnos la dosis diaria. Cada vez hay menos género y lo que hay es más flojo. Lo último, lo que acaban de sacar estos días, son los fraudes en el deporte y en la industria del cine. El fraude de Marta Domínguez, atleta y senadora del PP, culpable de haberse dopado y haber manipulado su pasaporte biológico. Y el, todavía, presunto fraude de las películas que no las veía ni El Tato y, para pillar subvenciones, presentaban un cargo en taquilla que convertía en obras maestras títulos como: “Los Muertos no se tocan, nene”, o “Don Mendo Rock ¿La venganza?”, que parecen pensados adrede para evitar que alguien cometa la locura de pagar cinco euros por una entrada.

El problema es que no hay actividad ni estamento que no tenga algo encima. Vivimos en un país en el que cada cual anda a lo que pilla porque se ha impuesto que aquí el que no roba es porque no puede. Acaba de definirlo muy bien el Papa Francisco: “La Corrupción es como la droga”. Y no solo eso sino que fue más allá y apuntó que esa práctica llega a convertirse en una dependencia: "Comienza quizás con un pequeño sobre, pero es como la droga, ¡eh!", alertó.

Considerar que la corrupción es una droga, ya ven que no es de cosecha propia. Pero como tampoco quiero que piensen que me aprovecho de lo que dijo el Papa, no haré ninguna insinuación, ni siquiera velada, a propósito del país y el partido político que pudo servirle de inspiración. Tomo nota y añado el detalle a la coincidencia de que Monedero se toque la nariz cuando habla de Albert Rivera.

Al final, tengo que volver a insistir sobre lo mismo. De un modo u otro, todos estamos drogados. Tenemos tanta corrupción en vena que el mono de la dependencia nos empuja a seguir consumiendo, solo que con más garantías higiénicas. Ese va ser el cambio que anuncian para diciembre. Seguiremos inyectándonos lo mismo, pero no usaremos la misma jeringuilla.

Milio Mariño / Articulo de Opinión / Diario La Nueva España



lunes, 23 de noviembre de 2015

Cría cuervos

Milio Mariño

Tengo empacho de París. Pienso que ya está bien de que lleven casi dos semanas machacándonos, una y otra vez, con lo sucedido. Que insistan repasando cómo se desarrollaron los atentados, que repitan hasta la exasperación las mismas imágenes y que vuelvan con las mismas soflamas que hemos oído ya tantas veces. Eso de que no nos ganarán la batalla, no conseguirán atemorizarnos ni doblegarnos, vamos a demostrar que la democracia y la civilización triunfarán frente a la barbarie… Y la traca final: que el Bien prevalecerá sobre el Mal.

Pero bueno… Si, solo, fuera eso aún podría llevarse. Lo malo es que también tenemos que soportar el desfile, televisivo, de un ejército de acreditados “expertos” empeñados en explicarnos hasta dónde llega el entramado de comandos y “lobos solitarios” que acechan en la sombra a la espera de entrar en acción. “Expertos” que, ya puestos, aprovechan para ponernos al tanto de todo tipo de líderes terroristas, organizaciones, redes que reclutan suicidas, imanes, talibanes, mullah fanáticos y el Corán en verso. Ah… Y las Milicias del Estado Islámico, ISIS en inglés y Daesh en árabe, para conocimiento de quienes, en materia de idiomas, solo hablamos asturiano en la intimidad y español por imperativo legal.

Semejante despliegue no es para informarnos, es para meternos miedo. Para acojonarnos y hacernos sentir que estamos en el punto de mira de unos desalmados que nadie sabe de dónde han salido. Ya ven que cosas… Lo saben todo del Norte de África y Oriente Medio y no saben nada de Afganistán, Irak o Siria. No saben que Estados Unidos, Francia, Israel y el Reino Unido invirtieron miles de millones de dólares en combatir la influencia de Rusia en Oriente Medio, para lo cual no sólo captaron a un gran número de jóvenes afganos en los campos de refugiados, sino que además reclutaron a numerosos fanáticos y mercenarios procedentes de la zona en conflicto. Entre ellos al ya fallecido Bin Laden, miembro de una muy adinerada familia saudí, que era de los buenos hasta que se volvió malo. A todos se les adiestró y armó profusamente para expulsar a los rusos. Y la jugada les salió bien, pues la Unión Soviética tuvo que retirarse de Afganistán con el rabo entre las piernas. Luego vino lo de las armas de destrucción masiva, aquel invento del trio calaveras, que no vamos a repetir porque es de sobra conocido.

Por eso que si apelamos a la verdad, pura y dura, resulta que los comandos yihadistas, mártires suicidas, talibanes fanáticos y demás troupe fueron alentados, financiados y adiestrados por los nuestros para que hicieran lo que saben hacer. La cuestión es que debían hacerlo en lugares miserables y dejados de la mano de Dios como Afganistán, Siria o Irak. No aquí, en la hermosa, próspera, pacífica y ejemplar Europa, bastión de la libertad y la democracia. Y menos aún en París, capital de la luz y las libertades.

Se preguntan, ahora, de dónde han salido esos locos y la respuesta, antes de que les recordemos aquello de “cría cuervos”, es meternos el miedo en el cuerpo y mantenernos controlados, temerosos y calladitos. El mejor remedio contra el terrorismo, dicen los gobernantes, es que seamos obedientes y aceptemos que recorten nuestros derechos. Un remedio que, curiosamente, vale para todo. Incluso para evitar que pidamos cuentas y protestemos por las mentiras, los errores y los chanchullos.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 16 de noviembre de 2015

Lo que cae del cielo

Milio Mariño

Estamos en crisis y ya veis lo cae del cielo, basura. Bolas negras como esa que cayó en Mula, Murcia, hace un par de semanas y pesaba veinte kilos. Peñazos que si te alcanzan te rompen la crisma o te desgracian para toda la vida. Tiene razón Rubén Blades, si naciste para martillo del cielo te caen los clavos. Los pobres es inútil que luchen contra el destino, ni dios está de su lado.

No es que me haya vuelto más pesimista, la realidad es así de cruda. Habían insistido tanto en que nada cae del cielo, que lo del maná de la Biblia no había que tomarlo en serio, que lo creímos a pies juntillas. Ahí tienen a Juan y Francisco, dos pastores que cuidaban de su ganado, en el campo, y cuando vieron una bola negra, a lo lejos, se acercaron y comprobaron que había caído del cielo, hicieron lo que debían: avisaron a la Guardia Civil. Lo extraño, lo que no acabo de entender, es que la Guardia Civil apareciera con trajes antiradiactivos, en vez de con su uniforme verde de toda la vida. Entiendo menos que, después de examinar el objeto, los guardias descartaran que fuera una bomba y luego, una vez comprobado que no emitía radiación, dijeran que no había peligro, que era basura espacial.

¿Qué está pasando? ¿Cómo es que la Guardia Civil, en los pueblos, dispone de trajes antiradiactivos? ¿Acaso están avisados de que también pueden llovernos peñazos del cielo? Mala espina me da. Vale que no procede esperar que caiga el maná pero lo menos que se puede pedir es que, el cielo, sea neutral. Que se dedique a verlas venir y no a lanzarnos peñazos, como ese de Mula, que no alcanzó a los pastores porque dios no lo quiso. Eso hay que reconocerlo, pero ya sería el colmo que tirara a dar. Sería lo que nos faltaba, sobre todo si tenemos en cuenta que nos llevaron al desierto con la promesa de que el Jehovah económico haría llover, sobre nosotros, el pan de la recuperación. Promesa que no solo no se ha cumplido sino que niegan incluso que se haya hecho. Lo dijo Moisés Rajoy, el pasado 30 de agosto, en el tradicional mitin de Pontevedra, apelando a otra de sus memorables frases: “Esto no es como el agua que cae del cielo sin que se sepa exactamente por qué”. Lo cual cabe interpretar como que Rajoy y su primo, el que le asesora en materia de medio ambiente, son medio lelos, o que tal vez se refiera a la frase de Galeano: Nos mean y dicen que llueve.

La gente sabe a qué atenerse. Nadie espera que el maná caiga del cielo. Pero, ojo, ni el maná ni esas bolas negras que son un misterio. Tiene razón José Vélez, alcalde de Calasparra, cuando muestra su indignación porque la Delegación del Gobierno no le haya informado al respecto de las siete bolas negras que cayeron del cielo, en el término municipal que regenta, el pasado 3 de noviembre.

Reclamábamos la neutralidad del cielo y se me ocurre, para tranquilidad del alcalde, que a lo mejor es eso lo que está sucediendo. Tal vez el cielo esté devolviendo las bolas que ha lanzado el Gobierno. Tiene sentido que no quiera verse involucrado en el engaño, las pinte de negro y las devuelva como basura al país de donde salieron.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 19 de octubre de 2015

Cerdos

Milio Mariño

Como siempre creí que la diferencia entre un genio y el común de los mortales era la habilidad para darse cuenta de algo excepcional que ocurre por casualidad y aprovecharlo para inventar y estudiar cosas nuevas, llevo unos días que no paro de darles vueltas a qué pudo ser lo impulsó a los científicos a considerar que el cerdo es el animal más adecuado para desarrollar órganos humanos en su interior. Me gustaría saber que pasó para qué alguien cayera en la cuenta de que el interior de los cerdos se parece tanto al de los humanos que hay órganos que pueden cumplir su función, indistintamente, en unos y otros.

Lo de atribuir esta práctica a la casualidad fue porque descarto que un científico, o cualquiera en su sano juicio, pudiera pensar, de motu propio, que nuestro interior es intercambiable con el de los cerdos. Tuvo que ser, pienso yo, una de esas casualidades de las que tanto provecho ha sacado la ciencia. Algo parecido a lo que ocurrió cuando Pfizer trabajaba en un fármaco para tratar la angina de pecho y descubrió que el sildenafilo no resultaba como habían previsto, pero provocaba un efecto secundario que hacía que los pacientes tuvieran unas erecciones que no recordaban haber tenido ni a los 18 años, cuando al menor estímulo se les ponía el miembro como una mazorca de maíz transgénico.

Tuvo que ser algo así. Algo que surgió por casualidad: lo mismo que la Viagra, lo de Newton y la manzana, Pasteur y la penicilina o Geim con el celo y el grafeno. No imagino, ni quiero imaginar, que ningún científico pensara en un cerdo como criador y potencial donante de órganos para los humanos.

Son cosas mías, pero confío en que fuera así. No creo que, como dicen en Harvard, los científicos eligieran al cerdo porque genera muchas menos preguntas morales y éticas que otros animales, especialmente los primates, que son quienes más se parecen a nosotros.

Se me ocurrió hablarles del cerdo, como criador y donante de órganos, porque es en lo que andan, ahora, las bioquímicas Charpentier y Doudna, Premio Princesa de Asturias 2015 de Investigación Científica. Ya casi han conseguido borrar el contenido genético porcino para desarrollar órganos humanos en el interior de los cerdos. Están en ello después de que, al parecer, se hayan resuelto los problemas éticos y morales que frenaban la investigación cientifica.

Por lo visto, después de estudiarlo a fondo, los teólogos han resuelto que Dios creó a los animales para ponerlos a disposición del hombre, de modo que sacrificarlos puede estar justificado si se requiere para alcanzar un bien relevante. La otra cuestión que generaba dudas, si el hombre podría perder su identidad divina al introducir en su cuerpo órganos que no son de procedencia humana, también se ha resuelto. Dicen los teólogos que esa identidad reside en el alma, así que no pasa nada porque, al hombre, le trasplanten el páncreas o los riñones de un cerdo.

Los teólogos, cuando quieren, encuentran soluciones. San Antón aparece representado con un cerdo porque los cerdos eran considerados animales impuros y se asociaban con el demonio. Pero, a lo mejor, quien sabe, igual dio la casualidad que los científicos se preguntaron qué hacía el santo con un cerdo a sus pies y de ahí salió la idea de utilizar a los cerdos para fabricar órganos de repuesto. Todo tiene explicación aunque la desconozcamos.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 12 de octubre de 2015

Caca, culo, please

Milio Mariño

Cuando doy con una frase ingeniosa lo paso bomba. Celebro encontrarme con una de esas frases que provocan el esbozo de una sonrisa y actúan como un resorte que hace que te cambie el humor. Me sucedió mientras leía que el Ayuntamiento de Mieres enviará a la calle a policías de paisano, en coches camuflados, para vigilar qué los perros estén identificados con el correspondiente chip y que los propietarios recojan los excrementos que los animales van dejando, por ahí, al descuido. Ya estaba yo frunciendo el ceño y preguntándome si no habría otro procedimiento que el muy antiguo de poner multas cuando me acordé de que hace un año el Ayuntamiento de Arousa, justamente para lo mismo, en vez de organizar patrullas de guardias disfrazados que vigilen y multen a los dueños de los perros que no recojan las cacas del suelo, optó por poner en marcha una campaña cuyo eslogan era: “Caca, culo, please”.

Un aplauso para los gallegos, que también amenazaban con poner multas pero no empezaban multando. Empezaban por arrancarnos una sonrisa con ese eslogan que me parece muy ingenioso. Dirán que lo que vale para Arousa no tiene por qué valer para Mieres, por más que Mieres tenga un pueblo que se llama Gallegos. Tal vez, pero tampoco vendría mal que los ediles mierenses abordaran ese problema con un poco de humor que no tiene por qué ser inglés. En Mieres nació Teodoro Cuesta, un maestro del humor, tan ingenioso, o más, que Julio Camba o Wenceslao Fernández Flórez.

Por eso, y por lo que paso a contarles, Mieres tenía fácil montar una campaña en el sentido de concienciar a los vecinos para que hagan lo que tienen que hacer cuando sacan al perro de paseo. Seguro que conocen la frase: ¿Yes de Mieres?… ¿Tienes Perru? De modo que con un poco de ingenio podían haber utilizado esa ventaja para este asunto que comentamos. Pero los políticos locales debieron pensar que la caca de los perros es un asunto tan serio que exige patrullas de guardias disfrazados antes que un eslogan ingenioso y una llamada al civismo. Optaron por la mano dura aunque no sean igual de duros con las cagadas que ellos mismos van dejando en su quehacer político.

Sé que no es para reírse. Soy el primero que no me rio cuando piso una de esas cosas marrones que van dejando los perros y, ahora en otoño, son fáciles de confundir con la seta Níscalo o el champiñón Portobello. Es más, estoy por apostar que, en mi caso, no es aplicable la Ley de Probabilidad de un Suceso pues si el 99 % de los que tienen perro recogen las cacas del suelo, la que corresponde a ese uno que falta no falla que la aplaste con mi zapato. Pero medidas como esta de Mieres o la que anuncian en Sitges me parecen exageradas.

En Sitges, el Ayuntamiento se ha comprometido a crear un registro genético de mascotas, de modo que cuando éstas hagan sus necesidades en la vía pública la caca pueda ser reconocida por su ADN y los dueños de los animales multados. Ahí es nada hacer un análisis de sangre a todos los perros para crear una base de datos de ADN canino. Ya les vale a los ediles de Sitges. Otros que, como los de Mieres, merecen un please de reproche.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España


viernes, 2 de octubre de 2015

Cayer del burru y del caballu

La mio collaboración de los xueves nel programa de la RPA Noche tras Noche.

El mi lio d'esta selmana ye polo que seguramente tais pensando… Si por eso. Por qué yá tamos hasta'l campanín del gargüelu d’Artur Mas, Rajoy, Cataluña y tola lliada que traen con ellos. Y como xente falando d’eso… politólogos, filósofos, eruditos y finos analistes de prestíxiu, hai a maza asocedióme que nun vendría mal un puntu vista aldeanu, anque l'enfotu de que daquién faiga casu sía nengunu.

Equí, dende la llomba d’esti requexu que ye Asturies, vese too más cenciello. Vese qu’Artur Mas y Rajoy lleven tiempu acaballando dos besties que, preses de llerza, galopien esbocaes camín del precipiciu. Rajoy va enriba un caballu que cuerre que lu lleva’l diañu, aguiyonáu polos reacionarios del so partíu que piden la intervención del exércitu. Y Mas va xubíu nun burru que los sos rebuznos ponen la piel de pita a los qu'aboguen por un pocu de xeitu y una España del sieglu XXI.

Los que nunca pasaron por ello non lu saben pero los que, dalguna vegada, xubimos al llombu d'un pollín o un caballu sabemos que, cuando la cosa se tuerce y entamen una allocada carrera, hai qu'atinar col momentu xustu de baxase, pos aportunar en pone-yos frenu suel dar como resultáu qu'unu salga volando y acabe nel suelu con un llombazu tremendu. Asina qu’a los dos, a Marianu y Arturu, non yos queda otra que tirase en marcha enantes de que sía tarde. Enantes de que la bestia llegue hasta’l cantu del precipiciu y los esgracie.

Lo d'asitiar a Mas xubíu nun pollín nun ye por afea-y la cabalgadura, ye porque alcuérdame a Lucio Apuleyo, aquel bereber, miembru de l'aristocracia romana, qu'escribió una obra bien entretenía na que rellataba les aventures d'un home encegoláu col poder, que lo lleva a vese tresformáu nun burru.

Poner a Rajoy enriba d'un caballu tampoco ye por da-y meyor acomodu. Ye que, nesti casu, alcordéme de lo que dixo Unamuno. Aquello de: “Llegará un día en que toos esos fidalgos que creyeron na coherencia de les sos idees, caerán del caballu con más dolor entovía que'l mesmu Pablo de Tarsu, aquel xudíu sobeyu que camín de Damascu foi cegáu por un rayu”.

Tal como tan les coses, Más y Rajoy van acabar asina: cayendo del burru y del caballu, nun digo que mañana, porque les besties entovía aguanten un par de carreres, pero d'equí a poco seguru. Lo malo que como, los dos, esfruten mui a gustu nel machitu, nun van saber apease a tiempu y van llevar un sapiazu que da respiegos pensalo.

De toes maneres, tampoco penséis que soi tan inxenuu. Sé que cuenten con ello. Y tamién cuenten con que, dempués del sapiazu, van llevantase del suelu, un pocoñín magullaos pero pensando en volver xubise al caballu y al burru como si nada pasare. Esi ye l’enfotu… Probinos… Lo que nun calcularon ye que cuando atinen a llevantase, sabe dios au tarán el caballu y el burru. 

Milio Mariño / @NTNrpa

lunes, 14 de septiembre de 2015

Alcoa, la caseta y el perro

Milio Mariño

Cuando salía por ahí en bici, hace de esto seis años, siempre que pasaba por delante de Alcoa decía lo mismo: Que pena, cuanto necesita una mano de pintura. Y es que la dejadez, la suciedad y la herrumbre le daban un aspecto que no hacía presagiar nada bueno. Déjate de chorradas, que inviertan en tecnología, apostillaba mi compañero, yendo a lo práctico. Eso por supuesto, pero yo veía la fábrica y no podía evitar acordarme de aquel viejo refrán que decía: Viendo la caseta ya se sabe cómo es el perro.

No creo que está mal traído el viejo refrán del perro. Me atrevería a decir que es de los que ladran poco pero sabe proteger a sus dueños. Seguro que es obediente y disciplinado, de modo que se hará el sordo y seguirá a lo suyo, que es enseñar los dientes y morder cuando llegue el caso.

Pero bueno, volviendo a lo que decíamos, a cómo está Alcoa, por fuera y por dentro, y al estado de permanente amenaza en que tiene sumidos a sus trabajadores avilesinos, me asombra que se tome por nuevo lo que es un viejo procedimiento que emplean las Empresas para hacer lo que siempre acaban haciendo. No es que sea adivino y me adelante a los acontecimientos, es que uno ya es perro viejo, volvemos a lo del perro, y tiene cierta experiencia en casos parecidos. Sabe que entre los trabajadores y las razones empresariales hay trazada una línea que se levanta sobre la falacia de la eficiencia empresarial y la ineficiencia de las instituciones sociales. La culpa del cierre nunca la tiene la Empresa. Cuando no es el coste de la energía, son los impuestos, la baja productividad, la conflictividad, el exceso de huelgas, las cotizaciones a la Seguridad Social, los salarios excesivamente altos, la dificultad de las comunicaciones, las exigencias del protocolo de Kioto, la crisis… Cualquier cosa vale para que empiece la rueda. Los trabajadores culparán a la empresa, la empresa devolverá la culpa y dirá que las instituciones y los trabajadores son los culpables del cierre y estos acabarán pidiendo soluciones al gobierno, que apelará a la responsabilidad de todos, y vuelta a empezar de nuevo. En esta rueda infernal de culpas y excusas podemos estar girando hasta el día del juicio.

Quien parece que aún no sabe cómo va el asunto es la diputada del PP Carmen Maniega, que haciendo honor al significado de su apellido, en asturiano, tuvo la feliz idea de decir que es el momento de planteamientos serios. Que lo que tienen que hacer, el Gobierno central, el del Principado, la empresa y los trabajadores, es sentarse y buscar una solución al problema. Más o menos, como si hasta ahora hubieran estado de broma.

No pretendo hacer leña de lo que dijo Maniega, que seguramente lo dijo con la mejor intención del mundo. Señalo que ya está en marcha la rueda y que lo siguiente será que el Principado culpe a Madrid; Madrid a Oviedo, Oviedo a Soria, al ministro no a la ciudad, y así hasta navidades que será cuando Alcoa diga hasta aquí llegamos y anuncie que cierra. Apunten la fecha porque las Empresas tienen una querencia especial por los días señalados y, en este caso, le viene que ni pintado que estemos con el turrón y el árbol y las Elecciones como regalo.

Milio Mriño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 7 de septiembre de 2015

Salinas, expediente X

Milio Mariño

No me sorprendió que este verano visitaran la oficina de turismo de Salinas, solo, 75 extranjeros. Tampoco me sorprendió que este año se registraran casi 45.000 bañistas menos que el año pasado y 283.000 menos que en 2013. No me sorprendió porque vivo en Salinas y llevo años preguntándome quien tiene la culpa de que vengan los cuatro veraneantes de siempre y no venga gente de fuera, ni apenas turistas, ni haya hoteles, ni restaurantes, ni terrazas donde no encuentres a los cuatro de toda la vida, más morenos y en mangas de camisa.

Los datos de este verano son demoledores y ridículos para una de las mejores playas del litoral asturiano, en un año en el que precisamente Asturias lidera el turismo en el norte.

¿Qué pasa entonces? ¿A qué se debe que Asturias se llene de gente y apenas venga nadie a Salinas? ¿Cómo puede ser que haya menos plazas hoteleras y menos restaurantes que hace veinte años. ¿Cómo es que un chiringuito playero, situado en mitad del paseo, estuvo cerrado el verano pasado y este verano ha salido dos veces a concurso y sigue cerrado porque nadie lo quiere? ¿Será acaso porque, en vez de estar en el paseo, frente al mar, lo han situado detrás del edificio de servicios, con vistas a las ventanas de los retretes?

Lo de ese chiringuito, aunque sea único en España, no se me ocurre que pueda ser la causa del declive estrepitoso de Salinas, pero sirve como ejemplo de lo que se hace rematadamente mal, como también se hizo mal la remodelación del Parque de los Patos, chiringuito incluido, y ya no hablemos de la Playa de San Juan: accesos por los que cuesta un huevo llegar, aparcamiento de carbonilla y otro chiringuito que, también, es para nota, por cutre y destartalado. De los servicios no decimos nada porque no existen. Cada cual se apaña como puede y no sabemos si las dunas lo agradecen o protestan porque son discretas y no cuentan intimidades.

Lo que sí funciona bien, en Salinas, son las escuelas de Surf. Las escuelas de Surf han ido en aumento y funcionan de maravilla. Pero todo lo demás va mal y con tendencia a ir peor, a pesar de que el turismo es un fenómeno social y económico que en cualquier parte, menos aquí, ha experimentado un continuo crecimiento y una profunda diversificación. Se ha convertido en una verdadera industria generadora de empleo y riqueza que, en buena medida, está salvando a España de la catástrofe económica. 
Aquí no. Aquí andamos muy preocupados por la subasta eléctrica y nos despreocupamos de rentabilizar y sacar partido a unos recursos naturales que en otro sitio serían aprovechados como un regalo del cielo. Pero aquí nada: ni una fiesta, quitando la muy particular del Surf, ni un acto cultural, ni un concierto, ni unas jornadas, ni un mercadillo… Nada de nada. Bueno, me olvidaba de la fiesta de la cerveza celebrada en el patio de la biblioteca, no vaya a ser que en sitio más grande, y vistoso, Salinas se llene de gente y moleste a los veraneantes con pedigrí. “Pied de Grue” en francés, que como bien saben se refiere a las grullas. Ese animal de tráquea muy larga que suele pavonearse y emite agudos sonidos que se escuchan a mucha distancia y quizá lleguen a Piedras Blancas.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

lunes, 31 de agosto de 2015

Plutón, el Cebro y la lógica de agosto

Milio Mariño

Asombra que la lógica absurda acabe imponiéndose. Que la liga de futbol comience a mediados de agosto, los políticos vuelvan cuando vuelve el fútbol y la lotería del Gordo empiece a venderse en julio. No parece lógico. Si lo fuera febrero tendría treinta y un días y este mes veinte y ocho. Pero dicen que no es bueno llevar la lógica a sus últimos extremos. Que lo lógico ha de estar supeditado, siempre, a la eficacia.

Debe ser por eso que, aunque lo lógico sería que la gente tuviera estabilidad en el trabajo, treinta días de vacaciones y un salario digno, se impone la lógica de los contratos por horas, a precios ridículos, dejando para la historia aquellos que se hacían por meses, por años y ya no digo indefinidos porque esos pertenecen al Pleistoceno y, según los expertos en eficacia, supusieron la extinción de la megafauna que, como bien saben ustedes, estaba constituida por mamuts empresariales, felinos sindicalistas, perezosos terratenientes, dinosaurios obreros y, hasta, por el Cebro Ibérico, una especie que se extinguió allá por el siglo XVI y está siendo estudiada por el zoólogo de la Universidad de Oviedo Carlos Nores, cuyo trabajo acaba de ser publicado por el Museo de Ciencias Naturales de París.

La extinción del Cebro Ibérico, una especie de cruce, o mezcla, entre el burro y el caballo, algo así como un burro con FP, fue consecuencia, lógica, de la explotación. Los cristianos lo explotaron tanto, durante la Reconquista, que acabó extinguiéndose. Lo utilizaban para todo: como animal de carga, para fabricar escudos y zapatos y hasta para comerlo en filetes cuando no había carne mejor.

Cinco siglos después, hay ciertas similitudes entre la Reconquista que inició Pelayo y la pretendida por Rajoy. Las dos significan miles de cadáveres y la desaparición de alguna de las especies. Conviene tenerlo en cuenta y advertir a las mujeres que no piensen que la Cebra sobrevivió al Cebro. Son animales distintos cuya única coincidencia es que comparten casi todas las letras.

Todo esto lo sé porque acabo de leerlo. Lo incluyo dentro de la lógica, absurda, que acaba imponiéndose porque, al final, ya verán como agosto deja de tener treinta y un días, le asignan veinte y ocho y lo cambian por febrero. Ya pasó con Plutón. No sé si se acuerdan pero va para nueve años, por estas fechas, que lo despidieron. Fue al comienzo de la crisis, un día de finales de agosto, cuando la autoridad astronómica, la UAI, que así es como se llama, decidió liquidarlo. Tenían dos opciones: aumentar la plantilla de planetas hasta 12, incluyendo a Ceres, Caronte y el cuerpo celeste UBS313, o meter tijera y cargarse a Plutón. Optaron por lo segundo, por despedirlo sin darle las gracias ni una mísera condecoración por los años de servicio. Plutón estuvo en nómina, como Planeta, nada menos que 76 años. Hasta que lo sacaron del sistema y lo echaron al agujero negro.

Comento estos detalles porque, de cara a un nuevo curso político, me parece más interesante hablarles de lo que pasó con Plutón y el Cebro Ibérico que de la Bolsa China y su repercusión en la economía española. No quiero engañarles. Yo, del asunto de las bolsas, estoy como la mayoría de ustedes. Solo sé que en Carrefour cuestan tres céntimos y en Alimerka aún las regalan.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 24 de agosto de 2015

Rosa y azul para que no haya equivocación

Milio Mariño

Se acepte con satisfacción o de muy mal humor nadie puede negar que el igualitarismo ha triunfado. La playa, el verano y pasear en traje de baño ayudan a la evidencia de que la mayoría somos iguales y solo unos pocos se alejan de lo común. Muy pocos porque la naturaleza es como si se arrepintiera de sus destrozos y estableciera un sistema de compensaciones para igualarnos. Cualquiera que preste atención enseguida percibe que a la gente de ojos azules le suele salir una verruga en la frente, los gordos tienden a ser simpáticos, los muy delgados se mueven con gracia y los guapos son menos inteligentes que los feos. Es decir, que la naturaleza corrige o compensa, según sea el caso, y todos contentos. La prueba la tienen en que cuando vemos que alguien es alto, guapo, rico, inteligente y goza de buena salud, enseguida sospechamos que todo junto no pudo haberlo adquirido de forma legítima.

El igualitarismo, en lo estético, es un hecho. Pero: ¿qué pasa cuando se quiere aplicar a lo ético? Cuando la naturaleza ha decidido que seamos distintos, caso del hombre y la mujer, y nos empeñamos en corregirlo. Conviene que nos hagamos esa pregunta. Que nos preguntemos, muy en serio, en qué consiste la igualdad de sexos. ¿Significa, acaso, que dos personas, para ser realmente iguales, deben ser idénticas en todos sus atributos?

La respuesta debería ser no, aunque corresponda a quienes se consideran bisexuales. Pero, claro, eso nos lleva a otra pregunta más difícil de contestar por lo que puede suponer decir la verdad. ¿Tiene sentido que, si el hombre dispone de un fármaco para corregir la disfunción eréctil, la mujer se sienta discriminada por no disponer de lo mismo aunque carezca de miembro y no necesite vencer la fuerza de la gravedad terrestre para disfrutar del sexo?

Si se presentara la ocasión me gustaría preguntárselo a la señora Cindy Whitehead, presidenta de la plataforma Even the Score, que agrupa a más de una veintena de asociaciones feministas americanas. Las mismas que protagonizaron una agresiva campaña, aludiendo a una discriminación manifiesta, para exigir a los congresistas y a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), que autorizaran la Viagra Femenina. Se lo preguntaría para despejar una duda que ronda por la cabeza y me trae a mal traer. ¿El motivo de las protestas era porque estaban convencidas de que se trataba de un caso de discriminación femenina o lo hicieron, solo, por joder?

Juan José Millás comentaba, en uno de sus artículos, el caso de una chica estadounidense que tomó una Viagra por equivocación y tuvo que acudir al hospital, presa de unos dolores insoportables que el médico diagnosticó como procedentes de una erección fantasmal.

Queda claro, por si ya no lo estaba, que la Viagra hace el mismo efecto en el hombre que lo haría en la mujer si tuviera lo que no tiene. De modo que no sé entiende que las mujeres se sintieran discriminadas. Discriminadas están ahora, que han inventado para ellas una pastilla rosa que está por ver qué les levanta.

Dirán que hablo así porque soy hombre. Bueno, porque soy hombre y por qué las mujeres son tan ambiciosas que no se conforman con tomar pastillas para lo que tienen y funciona mal. También las quieren para lo que no tienen ni tendrán.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 17 de agosto de 2015

Turismo raro para gente normal

Milio Mariño

La semana pasada leí que dijo Rosa Montero que son más las personas raras que las normales. Dicho así parece una barbaridad pero luego lo piensas y reconoces que todos tenemos rarezas. De modo que quizá hubiera sido más apropiado decir que las personas normales son raras. Aunque no sé, igual me estoy liando y, en lugar de aclararlo, lo pongo peor. Pero ustedes me entienden. Saben que las rarezas en las personas son como el anisakis en el pescado. Un bichito que llevamos dentro y nadie lo ve.

No sé qué cálculos habrá hecho Rosa Montero pero, a menos que le guste hurgar en la herida, no es sano que esté preguntándose, todo el día, si es rara o normal. Es como ir al médico por un resfriado: pura hipocondría. Además cada uno es como es y no hay mecánico que pueda arreglarlo. Habrá gente normal que haga cosas raras y gente rara que no haría nunca nada fuera de lo normal. Y de eso quería yo hablar. Quería contarles, y a ello voy, que en Europa se está poniendo de moda pasar las vacaciones en el penal de Karosta, en Letonia. La única prisión del mundo abierta a los turistas. Una cárcel en la que, pagando veinte euros por noche, se puede disfrutar la experiencia de ser un preso de la época comunista o nazi. Un desertor de la Wehrmacht, o del Ejercito Zarista, o un criminal execrable, de los muchos que pasaron por sus celdas y fueron condenados a muerte.

Según la publicidad de este nuevo destino turístico, pensado para gente normal de clase media, los huéspedes son recibidos por “policías” que los ponen contra la pared, los fotografían para registrarlos, les entregan el uniforme de preso y les amenazan con someterlos a castigos y ejercicios físicos que pueden llegar a la tortura.

Pasado el trámite del registro, una vez dentro de la celda, el turista puede disfrutar de un completo programa de animación que incluye música ambiente, con sonido de golpes, disparos y gritos de desesperación que parecen llegar de las celdas contiguas, y la zozobra de que en cualquier momento aparezcan un par de gorilas que lo saquen al patio y lo sometan a un duro castigo. También se ofrece la posibilidad de participar en la actividad “Evádete de la URSS”. Un juego para escapar del penal, que supone superar una serie de obstáculos y vigilancias, hasta llegar a una playa donde, al turista-preso, le espera una barca para conducirlo, de nuevo, a la sociedad.

No me extraña que, entre la gente normal, esté causando furor este nuevo turismo de cárceles que viene a sumarse al de cementerios, catástrofes y barrios marginales. La gente normal necesita reafirmarse y confirmar que ha elegido el lado correcto. No es como la gente rara, que siempre anda quejándose de que tiene mala suerte y llega a compararse con los que salían en aquellas películas en las que había un grupo de esclavos que no compraba nadie, por muy baratos que los vendieran.

A lo mejor es verdad lo que dice Rosa Montero, que son más las personas raras que las normales. Pero también puede ser que confunda los efectos con las causas. Yo lo tengo claro. Yo estoy seguro de que habría sido un tipo normal si no me hubiera dado por escribir estos artículos que escribo cada semana.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 10 de agosto de 2015

Días de luna llena

Milio Mariño

Hay recuerdos que desaparecen y vuelven como esas estrellas fugaces que brillan un instante con la intención, seguramente, de alumbrar alguno de los muchos misterios que esconde la vida. Fue así, como un recuerdo que regresara para poner sentido a la sinrazón de la noticia, que cuando leí que David Oubel Renedo había asesinado a sus dos hijas, de 9 y 4 años, degollándolas con una sierra, recordé algunas historias que había oído contar de niño y a las que nunca, ni entonces, había dado credibilidad. Pero se conoce que las historias siguieron ahí, dentro de mí, convencidas de que algún día las iba a necesitar.

Fue, como dije, algo fugaz. Estaba leyendo lo que ocurrió con esas dos niñas y me vino a la memoria uno de esos recuerdos que recibimos con la encantadora perplejidad de quien encuentra lo que creía perdido. A ver si va a resultar que cuando se produjeron los asesinatos había luna llena…

Me apresuré a comprobarlo con la inquietud del que teme que la sospecha se convierta en certeza. Y, así fue. El 31 de julio pasado, el día que David Oubel Renedo asesinó a sus dos hijas, la luna cumplía su ciclo, que esta vez no era de 28 días, sino de 29, circunstancia que se da cada dos años y supone una rareza que aporta más misterio, si cabe, a la enigmática influencia de la Luna llena sobre la conducta de las personas.

No sabría decirles por qué volví a recordar aquellas historias que tenía olvidadas. Aquellos relatos que no se referían tanto a hombres que se trasforman en lobo, cuando hay luna llena, ni a la locura de los “lunáticos” o las andanzas de las brujas, que aprovechan para sus aquelarres, como al efecto de la luna sobre determinadas especies vegetales, que son altamente sensibles a las fases lunares, o a la circunstancia de que el ciclo menstrual de la mujer coincida exactamente con el mes lunar, 28 días, que su estado de gestación lo haga con nueve ciclos lunares exactos y que los nacimientos se precipiten en las fases de plenilunio.

De todo eso había oído yo hablar cuando era niño. También de las mareas; de que la mar sube y baja por efecto de la Luna, alcanzando, a veces, una altura de veinte metros y precisando para conseguir ese efecto, una gigantesca fuerza cuya potencia puede superar, de largo, los 14 millones de megavatios.

El recuerdo de aquellas historias, que contaban los mayores, hizo que me preguntara si será cierto que la Luna ejerce un efecto proporcional similar en los seres humanos. El hecho de que los científicos aún no hayan encontrado respuestas concretas a esa cuestión, y que entre ellos discrepen, no niega ni desmiente la evidencia del influjo de la Luna sobre las plantas, las mareas y los animales.

Planteándome si influiría la Luna, en ese desgraciado suceso, no busco, ni mucho menos, ningún atenuante que rebaje la responsabilidad del asesino. Intento buscar una explicación a lo inexplicable. A una conducta humana para la que la ciencia aún no tiene respuesta.

De todas maneras soy consciente de que esta reflexión, sobre el influjo de la Luna, tal vez sea por lo que dicen algunos psiquiatras. Porque nos duele el alma, cuando un semejante comete semejantes atrocidades, y nuestra mente busca, de forma desesperada, soluciones rápidas para calmarla.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

lunes, 3 de agosto de 2015

La muerte de un león y la de una persona

Milio Mariño

Cuando empecé a escribir este artículo había luna llena y a lo mejor fue por eso que pensaba, y sigo pensando, que no es malo que seamos bastante animales. Ojala tardemos unos miles de años en desprendernos de nuestra parte animal para ser del todo humanos. Me apunto a esa evolución con la esperanza de recorrer el camino sin prisas y sin atajos porque, al ritmo que llevamos, en cosa de nada, la parte animal puede ser, del todo, aniquilada y sustituida por un chip de Molibdenita que será capaz de albergar el contenido de nuestro cerebro y, si quiere, hacer una copia de seguridad y subirla a la nube.

Defiendo nuestra parte animal porque los animales no suelen cometer barbaridades. De modo que lo que hizo Walter Palmer, ese dentista americano que mató a “Cecil”, el león más grande de Zimbabue, y luego le cortó la cabeza para llevársela como trofeo, debió hacerlo con lo que tenga de humano. Apuesto que fue con eso. Y quizá alegue, como disculpa, que “Cecil” no ejercía de animal rey de la selva sino que se había prostituido y, a cambio de recibir comida, colaboraba con el Gobierno de Robert Mugabe, que lo había empleado de fiera para reclamo de los turistas.

Poco importa, en este caso, que “Cecil” trabajara en lo suyo o se prostituyera dejando que los turistas le sacaran fotografías. A diferencia de las personas, a los animales no los juzgamos según el trabajo que desempeñan. Estamos en 2015 y, a estas alturas, la muerte de un león, trabaje en lo que trabaje, está mal vista y tiene muy mala prensa. La gente civilizada acepta peor que maten a un león de Zimbabue que a un inmigrante de Siria o un musulmán de Gaza. Si quieren pruebas ahí tienen los miles de personas que piden a Barack Obama y al secretario de Estado, John Kerry, que cooperen con las autoridades de Zimbabue para que Walter Palmer regrese a Estados Unidos y se enfrente a las leyes americanas.

Al final acabarán extraditándolo. Y, me parece Bien. Las autoridades del país africano harán lo que haría Jorge Fernández Díaz si Walter Palmer estuviera en España. Nuestro Ministro pondría menos trabas a la extradición de un cazador de leones de las que puso a la juez argentina María Servini, a la que no concedió la extradición de los torturadores Billy el Niño, Utrera Molina y Jesús Muñecas.

Son casos distintos, simplemente los cito porque me gustaría saber si esas decisiones las tomamos con lo que aún nos queda de animales o con lo que tenemos de humanos. Y me pasa otro tanto cuando me pregunto si es la parte animal o la humana la que nos lleva a indignarnos cuando matan a un león en Zimbabue y a permanecer indiferentes cuando matan a una persona.

No estoy de acuerdo con Ortega, me refiero al torero, cuando dice: "Si no fuera por el toreo muchos animales se comerían los unos a los otros". Tampoco lo estoy con los miles de americanos que presionan a Obama porque están convencidos de que fue la parte animal de Walter Palmer la que le llevó a matar al león de Zimbabue. Creo, sinceramente, que fue su parte humana. Los animales no matan por matar. Se rigen por unas reglas más civilizadas que las nuestras.

viernes, 31 de julio de 2015

Dios xugaba a les cartes

Milio Mariño
El mio camentario de los xueves nel Programa de la RPA Noche tras Noche

El mi lio d'esta selmana ye pa comentavos dalgo que guarda rellación con esi vieyu refrán que diz que cuando'l diañu nun tien que facer mata mosques col rabu. Un refrán que dicíen pa referise a los que pierden el tiempu o lu esbardien en coses que nun valen pa nada.

Unu d'esos debo ser yo porque basta que daquién me fale de dalgo que me paeza curiosu pa que nun fuelgue hasta dar con ello o atopa-y esplicación. Xera na qu’incluyo, y d’ehí que m'alcordare del diañu, delles imaxes relixoses que, mialma, son pa estudiar.

Tou empezó, fai yá unos branos, cuando un día paré a comer en Cacabelos del Bierzo y el dueñu del restorán preguntóme si'l motivu de la mio visita yera la capiya de la Virxe de l’Angustia, onde, según él, había una imaxe del Neñu Xesús xugando a la baraxa con San Antonio de Padua.

Confesé-y la mio ignorancia. Nun sabía yo d'esa imaxe nin que'l fíu de Dios fuere aficionáu a xugar a les cartes pero faltóme tiempu pa dir a la capiya y atopame con una imaxe de Cristu qu’apurre’l cinco d'oros y recibe de San Antonio'l cuatro de copes. Ellí taben, mano a mano, los dos xugando una partida… De mou que salí cola rocea de si Cristu arrastraba y San Antonio tiraba mala porque nun-y quedaben trunfos.

Tiempu depués lleí la interpretación que dellos teólogos fixeron d'esa curiosa imaxe, y a fe qu’algama pa escribir un ensayu d’humor, pero la curiosidá llevóme a buscar más imaxes que nun fueren corrientes.

Atopé una na ilesia de Santa Cruz, en La Lastra, Cantabria, onde hai una Virxe acostada a la llarga, nuna cama de matrimoniu, como si acabara d'espertar de la siesta. Y na ilesia de Sahagún de Campos hai una Virxe con un garrote na mano.

Tamién equí, n'Asturies, podemos ver imaxes singulares. En Lamuño, Cuideiru, hai una virxe china. Una virxe con traces orientales que foi rescatada de les agües y que, probablemente, venía de Filipines. Y en Candás, el famosu Cristu, nun ye una imaxe curiosa porque nun respetaron el qu'había antes de la guerra. El primitivu, el que quemaron los milicianos, tenía un pendiente na oreya. Cosa que los franquistes debieron considerar una irreverencia porque cuando encargaron el qu'agora vemos nun tuvieron en cuenta que fuere un Cristu marineru. El d’antes llevaba, como los marineros d'aquella dómina, un pendiente d'oru. Non por estética sinón como una especie de seguru funerariu. Los marineros llevábenlo por si morríen lloñe, en dalgún país remotu. El pendiente podía quedase con el, quien diera al marineru un entierru cristianu.

Eses imaxes relixoses, que nos paecen curioses, teníen el so por qué. Llástima que yo non lu atopare pa esi cinco d'oros que Cristu apurre a San Antonio. Nin yo nin los teólogos, pos dicen que la imaxe foi cosa d'unos flaires que lu fixeron como protesta cuando'l Papa prohibió que nos conventos se xugara a la brisca.

D’esa manera foi como m’enteré de que los flaires tienen prohibíu xugar a la baraxa. Y les monxes, anquen un tengo datos, tampoco deben poder xugar al parchís.



lunes, 27 de julio de 2015

Las fugas de la cárcel ya no son de película

Milio Mariño

Si no fuera que en las ciudades desaparecieron los cines y lo más parecido a un cine está en los Centros Comerciales y es como subirse a un autobús lleno de adolescentes, les recomendaría que una de estas tardes fueran al cine y vieran alguna de aquellas películas en las que un preso conseguía fugarse cavando un túnel con el mango de un cepillo de dientes o una cucharilla afilada. Pero, ni hay cines como aquellos que imponían tanto respeto que guardábamos un silencio casi religioso, ni las pocas fugas que, ahora, se dan en las cárceles merecen ser de película. La prueba la tienen en como dicen que se fugó Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo.

La fuga del Chapo me trajo el recuerdo de aquellas películas en las que un preso intentaba fugarse y todos estábamos de su parte. Todos queríamos que acabara fugándose. Pasábamos hora y media, en vilo, deseando que lo consiguiera. Piensen, por un momento, en “La gran evasión”, “La leyenda del indomable”, “Cadena perpetua” o “La Fuga de Alcatraz”, películas que vimos y volvemos a disfrutar viéndolas de nuevo aunque la incertidumbre del desenlace esté amortizada.

De aquella cultura, de lo que nos enseñó Hollywood, vino que siempre estuviéramos a favor del preso y en contra de la autoridad competente. También es verdad que nos lo ponían fácil, pues todos los que conseguían fugarse habían sido condenados de forma injusta o desproporcionada y además eran víctimas del despotismo y la crueldad de los carceleros y los Alcaides.

Por lo que pude leer estos días pasados, Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, reunía, en principio, las condiciones imprescindibles para convertirse en un héroe carcelario de aquellos que tanto nos gustaban. El Chapo nació en el seno de una familia pobre y en un barrio marginal, no logró pasar de sexto de primaria, su estatura es 1,55 metros, de ahí su apodo, y a pesar de los inconvenientes citados consiguió triunfar y hacerse millonario. Lo siguiente, que metan en la cárcel a un hombre, casi enano, que ha llegado tan alto y no pertenece a la élite sino al ambiente barriobajero, casi puede considerarse normal. Se cumplía, por así decirlo, con el guión previsto. Incluida su reclusión en El Altiplano, una cárcel de máxima seguridad de la que, decían, era imposible escapar.

La historia empieza a torcerse cuando, una vez en la cárcel, El Chapo no es maltratado por los funcionarios, ni tiene que limpiar letrinas, picar piedra o alquitranar el camino que lleva hasta el chalet del Alcaide. Lo alojan en una celda con baño, lo rebajan de servicio y hasta le permiten tener un móvil. Condiciones que no justifican que planee fugarse y menos que se fugue cómo lo hizo. Escapando en moto por un túnel de 1.500 metros que ni siquiera se molestó en cavar con sus manos sino que tuvo la desfachatez de subcontratarlo a una compañía que movió 3.250 toneladas de tierra y utilizó camiones y maquinaria como cualquier empresa de subcontratas que se dedica a construir túneles para el AVE.

Algunos periodistas han llegado a denunciar incluso, como una anomalía más, que las obras del túnel, valoradas en millón y medio de pesos, se realizaran sin licencia. Pues solo faltaba… Así que ya les digo: ni los cines son lo que eran ni las fugas merecen ser de película.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

viernes, 24 de julio de 2015

Llagos, monstruos y tesoros

Milio Mariño
La mio collaboración de los xueves nel Programa de la RPA Noche tras Noche

El mi lio d'esta selmana va de llagos, monstruos y tesoros. Del llagu Ness na vecina Escocia y de los nuesos llagos de Somiedu. De la espera a ver si asomaba’l monstruu Nessie y la busqueda d'un fabulosu tesoru, escondíu polos moros cuando escaparon de Pelayo… D'un tal Steve Felthan y de Mario Roso de Luna.

Fai cuatro díes, el domingu pa ser más exauto, Steve Felthan llevantó’l campamentu y punxo fin a 24 años d’acampada, a la vera del llagu Ness, a la espera de qu'apaeciera Nessie, un monstruu al que suponía superviviente de la era los dinosaurios.

Steve tardó veinticuatro años en desengañase… Pero non de que nun había monstruu, pos sigui diciendo que sí que lo hai, sinón de que Nessie nun ye prehistóricu… Agora diz que tien que tratase d'un siluru xigantescu, un pexe gatu que pue pesar más de 400 quilos.

Mario Roso de Luna tampoco atopó’l fabulosu tesoru que, a principios del sieglu pasáu, buscó nun llagu; nos llagos de Somiedu. Lo que rellata nel llibru qu'escribió llueu, que ye preciosu y creo que ta esgotáu, foi que cuando taben dientro la cueva del Tarambicu la lluz de la llámpara rellumó como sobre dos grandes estrelles brilloses y apaeció… ¡Una bicicleta!. -¡Una bicicleta y unes madreñes que teníen los tucos de pisar en suelu tallaos en forma de garres de fiera! Oxetos qu'interpretó como señuelos asitiaos arrede pa despistar al vulgo y facelo arrenunciar de buscar el tesoru.

Steve Felthan y Mario Roso de Luna paecen xoncíos pola so afición a buscar ayalgues nos llagos, pero tienen pocu que ver no personal. Steve ye un espertu en caxes fuertes de seguridá que dexó'l trabayu, la moza y la so casa en Exeter, p'acampar frente al llagu Ness, atraíu poles furtives apaiciones del monstruu y la semeya d'una buelga estraña que depués revelóse que yera falsa, que la fixera un paisanu valiéndose d'una pata hipopótamu disecada qu'utilizaba de paragüeru.

Roso de Luna, conocíu como’l “Magu Roxu de Logrosán" foi un abogáu, teósofu, astrónomu aficionáu, periodista, escritor y ocultista qu'escribió numberosos llibros, collaboró en periódicos de mediu mundu y anque nun llogró afayar l'ayalga de los llagos de Somiedu si afayó un cometa, que lleva'l so nome.

Roso nun diba en busca d'un tesoru, sinón de dos: unu en barres d'oru y otru que valía más: La Biblioteca de la Sabiduría Universal. La perantigua biblioteca soterraña del Yicus- Tara, o míticu castru prehistóricu y máxicu d'una de les llamaes Taras Atlantes, qu'asitiaba en Somiedu.

Que Steve Felthan decidiera poner fin a 24 años d'acampada, frente al llagu Ness, esperando pol monstruu, fíxome alcordar el multiuniversu de referencies a llagos, cueves, personaxes, ayalgues, biblioteques perdíes y fabulosos animales. Y tou ello conectáu ente si, pos Roso de Luna fala d'un gnomu, o nanu, que yera mineru, descendiente de mineros, y púnxolu al tantu de la esistencia de túneles baxo tierra que comuniquen países, inclusive perbaxo la mar. Asina que cualquier día, esi piraván de Nessi, que lleva 24 años ensin asomar pel llagu Ness, igual asoma polos llagos de Somiedu. Tendrémos que tar al tantu.

viernes, 17 de julio de 2015

Eso que se diz: Vete pola solombra

Milio Mariño

El mio camentariu de los xueves nel programa Noche tras Noche de la RPA

El mio lio d'esta selmana ye pa tirar del filo y amestalo col de la selmana pasada. P'alloñanos de la política y falar d'otros temes que nun son menores.

Nun sé si vos alcordáis de que selmana pasada falaba del puzle espontaneu que formen les toballes sobre l’arena… Pos bien, güei prúyeme falar de los árboles y la solombra. Prúyeme convidavos a que caún s’entrugue cuantu fai que nun tocó un árbol. Si, si, tocalo…Pasar la mano por esa pelleya que llamamos corteza y danos cuenta de que los árboles son seres vivos que nun tomen la nuesa indiferencia como despreciu, sinón como inorancia d’unos sentíos, ca vez más atrofiaos, que nun esfruten de la naturaleza porque los condergamos al ostracismu… Porque tamos tol día, dai que te piego, mirando pantalles, bien sía de móvil, tablet, smarphone o lo que cuadre.

La cosa algama a ser tan grave qu'en países como Xapón o Estaos Xuníos, los médicos yá receten paseos de dos hores, ente los árboles y ensin nengún aparatu a mano, pa que la xente se cure del estrés y otres dolencies que son propies d’esta vida que llevamos.

Los resultaos, al paecer, son coyonudos: Tres dos hores pasiando por un llugar onde abonden los árboles, mengua l'estrés, aumenta la concentración de linfocitos y l'actividá cerebral muévese a árees del celebru rellacionaes cola emoción, el placer y la empatía.

Lo que dicen los médicos, pa della xente, va a misa. Pero inclusu los que nun se sienten mui católicos, ye bonu que sepan qu’eso que dicimos davezu: Vete pola solombra, ye una forma de dicir que te cuides. Que, pa pasar un día de calorón como’l que fixo esti xueves, nengún sitiu meyor que la solombra d'un árbol. Nin puntu de comparanza col aire acondicionáu.

Sentase a la solombra d'un árbol ye tan prestosu y baratu, que sería absurdu nun esfrutalo. Y pa esfrutalo como ta mandáu, convién tar al tantu de dalgunos detalles.

El primeru que la solombra más agradecía ye la de contraste, la vecina al sol, anque sía más trupa la solombra que los clásicos llamen nemorosa, o solombra del interior del monte. Una solombra que nun dexa pasar el sol, ye demasiáu fosca, y na que’l suelu nun aveza a ser de yerba sinón terrén húmedu y mofu que nun llama a valtase. Porque esa ye otra, tan importante como la solombra ye'l llugar onde cai, el terrén onde nos sentamos pa esfrutar de la frescura.

Según los espertos, la meyor solombra ye la del nozal, siguía pola que dan los frutales: perales, pumares, figales… Pero cualquier solombra que venga d’un árbol ye bona. Inclusu anque nun sepamos de qu'árbol se trata o síamos tan atrevíos como un paisanu al que-y oyí dicir… Mira María, mira que chopos más raros hai n'Asturies… Y tan raros señora, dixi yo metiendo baza… Eso que'l so home llama chopos son dos ocalitos preciosos.



lunes, 13 de julio de 2015

Miranda tiene cura; Feito es la solución

Milio Mariño

Una de esas noticias que no salen en los telediarios pero nos conmocionan igual fue que apartaran a José Manuel Feito de su parroquia de Miranda sin que hubiera hecho mérito alguno para merecer tanta desgracia.

Cuando leí que lo trasladaban a la parroquia de El Quirinal me vinieron a la memoria aquellos castigos que sufríamos en la mili para que quedara claro quien mandaba, aunque la razón la tuviera el mandado. Por más vueltas que le di no le encontré sentido. Desconozco las necesidades de las parroquias pero, en cualquier caso, no creo que fuera una catástrofe, para la diócesis, dejar a Feito en Miranda, liberado de las funciones que por edad ya no puede desempeñar, y nombrar a otro cura para que se haga cargo de la parroquia teniéndolo a él como ayudante, coadjutor, auxiliar o lo que corresponda, de acuerdo con la escala jerárquica de la Iglesia. Es decir, justo lo contrario de lo que hizo quien fuera el que tomó la decisión con una frialdad absoluta y una deshumanización que no sé si pedir que lo perdone Dios porque semejante ruindad no merece perdón.

El pecado de José Manuel Feito tal vez sea que, además de ser buena gente, es un buen cura. Cuestión que supone un inconveniente, pues las buenas personas no suelen ocuparse de lo suyo, son poco prácticas, y tienen peor marketing que quienes están dispuestos a servir de alfombra, en palacio, convencidos de que la bondad es una anomalía, aislada y singular, que solo sirve para incrementar el sentimiento de culpa en los demás.

Mientras todo esto ocurre, y la gente silba indignada, Feito acepta con resignación cristiana lo que a muchos nos parece inaceptable. Que la jerarquía eclesiástica se haya deshumanizado, hasta ese punto, y que desde su pedestal imponga unos cambios que provocan un sufrimiento evitable. Me lo parece a mí, que llevaba tiempo visitando las iglesias solo por su valor cultural y dejé de hacerlo cuando, no hace mucho, pretendía visitar un templo que se había restaurado con dinero público y me dijeron que tenía que pasar por taquilla y pagar cuatro euros.

Pero estábamos en lo de Feito, en lo de apartarlo de una parroquia en la lleva cincuenta años.

No sé, ni me importa, si Feito es un cura moderno, antiguo, progresista o conservador. Me consta que es buena gente, cariñoso, servicial y conservacionista de la tradición, la cultura, el idioma y la historia pequeña que se escribe con mayúsculas. Una historia, la de Miranda, que tenía enterrados muchos tesoros que Feito fue descubriendo con dedicación, trabajo y esfuerzo: El Bron, la Cerámica Negra, los caldereros, el magisterio de Faustina Álvarez, madre de Alejandro Casona, el pintor Carreño Miranda, el Rey de la Patagonia y muchas cosas de mis antepasados, que también son parte de la historia de Miranda y se sentirían ofendidos por lo que acaba de hacer esa jerarquía que parece empeñada en crucificar a un cura bueno que dignifica una iglesia que tal vez solo exista en el corazón de los románticos.

La edad ha hecho vulnerable a ese cura entregado a la cultura y la fe. Merece que la gente de Miranda lo quiera, como está demostrando quererlo, y que él se deje querer. Que disfrute de ese cariño porque, aunque sé que no estará de acuerdo, solo se vive una vez.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 6 de julio de 2015

Volver al pueblo

Milio Mariño

Si no fuera que nací en Avilés suspendería lo que pueda haber de vida inteligente en mi cerebro y me iría de vacaciones a un pueblo. Sería como olvidarme de todo y volver a los orígenes pero, como no tengo pueblo, vuelvo a un centro comercial y me desahogo con las rebajas. Qué más quisiera yo que volver a uno de esos pueblos, perdidos en la montaña, en los que las personas y los animales vivían juntos hasta que llegaron las fábricas ofreciendo coches, cuartos de baño con agua corriente y salitas con mueble bar y sillones de eskay. Ya saben lo que pasó: los animales resistieron la tentación, se quedaron en los pueblos y, ahora, viven donde nosotros queremos vivir porque intuimos que solo ahí podemos ser felices. No todos los animales, claro, también los hubo que quisieron humanizarse y emigraron a esas granjas que no se diferencian apenas de los edificios divididos en jaulas que pueblan las ciudades.

Suspender la vida inteligente, un par de meses al año, es lo que recomiendan los psiquiatras para la buena marcha del cerebro. Sobre todo después de un año de sobresaltos y de haber elegido a unos políticos que creíamos capaces de soluciones imaginativas y, a las primeras de cambio, ya están demostrando que pierden el culo por un Smartphone o un teléfono chulo. Menos mal que rectificaron a tiempo. De todas maneras, a pesar de ese y otros deslices, sigo teniendo fe en que los nuevos políticos aportarán soluciones imaginativas que no serán, por ejemplo, que los coches lleven tres ruedas.

Ríanse lo que quieran, pero supongo que estarán de acuerdo en que los coches venían, de fábrica, con cinco ruedas hermosas y, por una solución imaginativa, ahora vienen con cuatro y otra, la de repuesto, que parece una galleta. Dicen que cumple las exigencias mínimas de seguridad pero lo cierto es que si usted pincha, y tiene que recurrir a esa rueda, es como si saliera a la calle con un zapato y una zapatilla.

Los nuevos políticos presumen de qué han vuelto, como quería volver yo, al pueblo. Una palabra que lo mismo sirve para una entidad de población alejada de la urbe que para definir una clase social, la plebe, que ya existía en tiempo de los romanos, cuando el Senado estaba formado por Patricios y Plebeyos. Que viene a ser, más o menos, como Populares y Podemos.

Al pueblo, podemos volver para desconectar de la vida inteligente y divertirnos, para buscarnos la vida, ante la falta de oportunidades, o para hacer una nueva política, que es lo que está en boca de todos. Aunque claro, no es igual volver de veraneo que volver para quedarse.

Algunos, como es mi caso, somos pueblo pero no tenemos pueblo al que volver para reencontrarnos con nuestros orígenes, desconectar de la vida inteligente y pasar dos meses viviendo como las cabras. Así que haré lo que pueda. Intentaré, en lo que queda de verano, escribir de cosas amenas y no seguir dándoles la vara con las dos opciones que hay sobre la mesa: La solución rueda de repuesto, tipo galleta, que cuando uno pincha, y la necesita, se acuerda de la madre que parió al que tuvo la idea. Y la otra, la de quienes no tienen bastante con quitarnos la rueda y proponen que llevemos un kit de auto reparación de pinchazos.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

viernes, 3 de julio de 2015

Como tará la cosa que llamaron al 112 y apaeció Woody Allen

Milio Mariño
La mio collaboración de los xueves nel programa de la RPA Noche tras Noche

El mio lio d'esta selmana ye qu'empezamos el mes de xunetu, el meyor mes del branu, y paez como que tuviéramos nun funeral de tercera. Naide, nengunu de los nuesos políticos sonri nin fai una declaración curiosa p'allegranos estos díes de bon tiempu y folixa. Toos barrunten que los vieyos tenémoslo crudu y los mozos aínda peor. Y digo yo que, anque tengan la certidume de que les coses van perhí, tamién ye mala suerte que mientan en tantes coses y nesta s’empeñen en dicinos la verdá.

Mialma que lo ye, pero despidimos xunu con díes perguapos y entramos en xunetu con vuelta a les nubes negres: cola entrada en vigor de la llei mordaza y un alderique d'investidura na Xunta del Principáu nel qu'hubo males maneres y reproches mutuos que nun ayuden a ser optimistes. Lloñe de tratar los asuntos con allegría lo que fixeron, toos, foi engarriase n'espolinos que nun conducen a nada. Cualesquier freba d'optimismu, humor, o bon rollu, tuvo tan ausente que paecía que taben discutiendo cuál yera la meyor propuesta p’amarganos el branu.

Como taría la cosa que dalguién, nun se sabe quién, llamó al 112 y apaeció Woody Allen… Pa munchos foi una sorpresa ver a Woody Allen por Uviéu pero vieno porque sintió pidir auxilio y preguntó-y a Natalio Gruesu por qué tábamos tan serios. Pregunto-y si la nuesa traxedia yera como la de los griegos y si yera verdá que los de la Troika andaben perhí, armaos con bates de béisbol y amenaciando con parti-yos les piernes a los que dicen que nun van pagar, porque nun quieren facer a la xente más probe nin baxa-yos les pensiones a los xubilaos.

Lo que dixo Natalio non lu sé pero, en cuantu que Woody Allen llegó a Uviéu atopóse con qu'equí, na Xunta, siguen, ce por be, esi conseyu de Rajoy de que somos un país seriu. Atopóse con eso, cola cara de palu de los nuesos políticos y colos famosos chistes de Zapata, que diz Woody que yá-y los cuntaben a él cuando yera neñu y que nunca-y fixeron gracia.

Conociendo a Woody, ye bien posible que punxera en cuestión si val la pena nun echar unes rises y pasar el branu enoxaos a cuenta de que los probes vuelvan a tener dineru pa pagar la hipoteca y comer caliente una vegada al día. Sobremanera teniendo en cuenta que nun rise, nin siquier ente dientes, nun garantiza que salgamos d'esta. Los bancos y el FMI nun avecen a conformase con quitanos la risa y, a veces, nin siquiera con facenos llorar.

Asina que si queréis esfrutar del branu nun penséis en más nada. Trancar la tele, escuchar la RPA, mandalo tou a tomar pol sacu y que salga'l sol por Antequera, que ye por onde aveza a salir… Reivos muncho, fartavos lo que podáis y esfrutar a mamplén… Agora, eso sí, procurar hidratavos bien, dir pola sombra, tener curiáu colos radares de tráficu y nun convocar referéndums.



viernes, 26 de junio de 2015

El robu del tren de Payares

Milio Mariño
La mio collaboración de los xueves nel programa de la RPA Noche tras Noche

El mi lio d'esta selmana ye polo del robu del tren de Payares. Por eso de que dempués de tolos problemes qu'hubo coles obres, agora resulta qu’apaecieron los cacos y robaron trenta kilómetros de cable. Total nada… Asina que diz Adif que la entrega de la obra pue retrasase nun saben cuantu.

Nun salimos d’una pa metenos n’otra. Mialma paez que la variante de Payares ta agüeyada. D'equí a unos díes van cumplise diez años desque les tuneladores entamaron col aquello d’afuracar el monte. Unes obres, que'l so presupuestu, de mano, yeren 1.085 millones d'euros y el plazu pa faceles cinco años.

Pos nada, la cosa va yá pa diez años y 3.200 millones d'euros gastaos; el triple de lo que taba presupuestáu. Colo gastáu hasta agora, la variante sal a más de 60 millones d'euros per kilómetru, incluyíos los 24.7 km de túneles y el restu la vía.

Con esi presupuestu… ¿Qué ye qu'a naide se-y ocurrió contratar a un par de vixilantes pa qu'echaren una güeyada? Naide sabía nin taba al tantu de que la cosa púnxose tan fea qu'hai xente que roba les llechugues y los tomates de les güertes, les tapes de les alcantarielles y tou lo que puea pañar al descuidu….?

Nun falamos d'un robu sofisticáu, como aquel del tren de Llondres, falamos de robar cable, daqué que nun se pue facer en cinco minutos nin con un ordenador o un artiluxu electrónicu. Trenta kilómetros de cable pesen lo suyo, hai qu'arrincalos, sacalos de los túneles, tresportalos monte embaxo… Nun son un diamante nuna vitrina o unos faxos de billetes na caxa fuerte.

Primero fueron los manantiales y les filtraciones d'agua, que llegaron a ser de 500 llitros per segundu con picos de 1.000 llitros, y agora son los cacos, que roben el cable cuando yá taba asitiáu y llistu. Por eso dicíamos de primeres que'l tren de Payares mialma paez que ta embruxáu, tou son problemes. Anque claro, hai problemes y problemes… Hailos que tienen xustificación y hailos que clamen al cielu.

Si daveres resulta que cada kilómetru de vía cuéstanos 60 millones d'euros, que yo piénsolo y dame un maréu, paezme otru robu que non lu algama a esplicar nin el campeón mundial de los inxenieros… Si ye asina, que va ser que si… ¿Qué ye qu'a naide se-y ocurrió poner a un paisanín con una cachaba y un perrucu pa que diera un par de paseos y en casu de que viera daqué raru llamara a la Guardia Civil per teléfonu?

Atestero no del robu porque robar trenta kilómetros de cable… tien delitu. Nun se roben en media hora... Por eso dicía, y caltengo, qu’hai coses que cuesta entendeles. Manden a un batallón de policíes pa desaloxar a una vieyina d’un pisu embargáu y una obra d'esti valumbu déxenla al debalu... Yá se lo que vais dicime: que facer estes comparances ye demagoxa barata y populismu venezolanu… Lo que queráis, pero ehí ta pa ver… Somos la risión