lunes, 16 de noviembre de 2015

Lo que cae del cielo

Milio Mariño

Estamos en crisis y ya veis lo cae del cielo, basura. Bolas negras como esa que cayó en Mula, Murcia, hace un par de semanas y pesaba veinte kilos. Peñazos que si te alcanzan te rompen la crisma o te desgracian para toda la vida. Tiene razón Rubén Blades, si naciste para martillo del cielo te caen los clavos. Los pobres es inútil que luchen contra el destino, ni dios está de su lado.

No es que me haya vuelto más pesimista, la realidad es así de cruda. Habían insistido tanto en que nada cae del cielo, que lo del maná de la Biblia no había que tomarlo en serio, que lo creímos a pies juntillas. Ahí tienen a Juan y Francisco, dos pastores que cuidaban de su ganado, en el campo, y cuando vieron una bola negra, a lo lejos, se acercaron y comprobaron que había caído del cielo, hicieron lo que debían: avisaron a la Guardia Civil. Lo extraño, lo que no acabo de entender, es que la Guardia Civil apareciera con trajes antiradiactivos, en vez de con su uniforme verde de toda la vida. Entiendo menos que, después de examinar el objeto, los guardias descartaran que fuera una bomba y luego, una vez comprobado que no emitía radiación, dijeran que no había peligro, que era basura espacial.

¿Qué está pasando? ¿Cómo es que la Guardia Civil, en los pueblos, dispone de trajes antiradiactivos? ¿Acaso están avisados de que también pueden llovernos peñazos del cielo? Mala espina me da. Vale que no procede esperar que caiga el maná pero lo menos que se puede pedir es que, el cielo, sea neutral. Que se dedique a verlas venir y no a lanzarnos peñazos, como ese de Mula, que no alcanzó a los pastores porque dios no lo quiso. Eso hay que reconocerlo, pero ya sería el colmo que tirara a dar. Sería lo que nos faltaba, sobre todo si tenemos en cuenta que nos llevaron al desierto con la promesa de que el Jehovah económico haría llover, sobre nosotros, el pan de la recuperación. Promesa que no solo no se ha cumplido sino que niegan incluso que se haya hecho. Lo dijo Moisés Rajoy, el pasado 30 de agosto, en el tradicional mitin de Pontevedra, apelando a otra de sus memorables frases: “Esto no es como el agua que cae del cielo sin que se sepa exactamente por qué”. Lo cual cabe interpretar como que Rajoy y su primo, el que le asesora en materia de medio ambiente, son medio lelos, o que tal vez se refiera a la frase de Galeano: Nos mean y dicen que llueve.

La gente sabe a qué atenerse. Nadie espera que el maná caiga del cielo. Pero, ojo, ni el maná ni esas bolas negras que son un misterio. Tiene razón José Vélez, alcalde de Calasparra, cuando muestra su indignación porque la Delegación del Gobierno no le haya informado al respecto de las siete bolas negras que cayeron del cielo, en el término municipal que regenta, el pasado 3 de noviembre.

Reclamábamos la neutralidad del cielo y se me ocurre, para tranquilidad del alcalde, que a lo mejor es eso lo que está sucediendo. Tal vez el cielo esté devolviendo las bolas que ha lanzado el Gobierno. Tiene sentido que no quiera verse involucrado en el engaño, las pinte de negro y las devuelva como basura al país de donde salieron.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

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