lunes, 19 de octubre de 2015

Cerdos

Milio Mariño

Como siempre creí que la diferencia entre un genio y el común de los mortales era la habilidad para darse cuenta de algo excepcional que ocurre por casualidad y aprovecharlo para inventar y estudiar cosas nuevas, llevo unos días que no paro de darles vueltas a qué pudo ser lo impulsó a los científicos a considerar que el cerdo es el animal más adecuado para desarrollar órganos humanos en su interior. Me gustaría saber que pasó para qué alguien cayera en la cuenta de que el interior de los cerdos se parece tanto al de los humanos que hay órganos que pueden cumplir su función, indistintamente, en unos y otros.

Lo de atribuir esta práctica a la casualidad fue porque descarto que un científico, o cualquiera en su sano juicio, pudiera pensar, de motu propio, que nuestro interior es intercambiable con el de los cerdos. Tuvo que ser, pienso yo, una de esas casualidades de las que tanto provecho ha sacado la ciencia. Algo parecido a lo que ocurrió cuando Pfizer trabajaba en un fármaco para tratar la angina de pecho y descubrió que el sildenafilo no resultaba como habían previsto, pero provocaba un efecto secundario que hacía que los pacientes tuvieran unas erecciones que no recordaban haber tenido ni a los 18 años, cuando al menor estímulo se les ponía el miembro como una mazorca de maíz transgénico.

Tuvo que ser algo así. Algo que surgió por casualidad: lo mismo que la Viagra, lo de Newton y la manzana, Pasteur y la penicilina o Geim con el celo y el grafeno. No imagino, ni quiero imaginar, que ningún científico pensara en un cerdo como criador y potencial donante de órganos para los humanos.

Son cosas mías, pero confío en que fuera así. No creo que, como dicen en Harvard, los científicos eligieran al cerdo porque genera muchas menos preguntas morales y éticas que otros animales, especialmente los primates, que son quienes más se parecen a nosotros.

Se me ocurrió hablarles del cerdo, como criador y donante de órganos, porque es en lo que andan, ahora, las bioquímicas Charpentier y Doudna, Premio Princesa de Asturias 2015 de Investigación Científica. Ya casi han conseguido borrar el contenido genético porcino para desarrollar órganos humanos en el interior de los cerdos. Están en ello después de que, al parecer, se hayan resuelto los problemas éticos y morales que frenaban la investigación cientifica.

Por lo visto, después de estudiarlo a fondo, los teólogos han resuelto que Dios creó a los animales para ponerlos a disposición del hombre, de modo que sacrificarlos puede estar justificado si se requiere para alcanzar un bien relevante. La otra cuestión que generaba dudas, si el hombre podría perder su identidad divina al introducir en su cuerpo órganos que no son de procedencia humana, también se ha resuelto. Dicen los teólogos que esa identidad reside en el alma, así que no pasa nada porque, al hombre, le trasplanten el páncreas o los riñones de un cerdo.

Los teólogos, cuando quieren, encuentran soluciones. San Antón aparece representado con un cerdo porque los cerdos eran considerados animales impuros y se asociaban con el demonio. Pero, a lo mejor, quien sabe, igual dio la casualidad que los científicos se preguntaron qué hacía el santo con un cerdo a sus pies y de ahí salió la idea de utilizar a los cerdos para fabricar órganos de repuesto. Todo tiene explicación aunque la desconozcamos.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

lunes, 12 de octubre de 2015

Caca, culo, please

Milio Mariño

Cuando doy con una frase ingeniosa lo paso bomba. Celebro encontrarme con una de esas frases que provocan el esbozo de una sonrisa y actúan como un resorte que hace que te cambie el humor. Me sucedió mientras leía que el Ayuntamiento de Mieres enviará a la calle a policías de paisano, en coches camuflados, para vigilar qué los perros estén identificados con el correspondiente chip y que los propietarios recojan los excrementos que los animales van dejando, por ahí, al descuido. Ya estaba yo frunciendo el ceño y preguntándome si no habría otro procedimiento que el muy antiguo de poner multas cuando me acordé de que hace un año el Ayuntamiento de Arousa, justamente para lo mismo, en vez de organizar patrullas de guardias disfrazados que vigilen y multen a los dueños de los perros que no recojan las cacas del suelo, optó por poner en marcha una campaña cuyo eslogan era: “Caca, culo, please”.

Un aplauso para los gallegos, que también amenazaban con poner multas pero no empezaban multando. Empezaban por arrancarnos una sonrisa con ese eslogan que me parece muy ingenioso. Dirán que lo que vale para Arousa no tiene por qué valer para Mieres, por más que Mieres tenga un pueblo que se llama Gallegos. Tal vez, pero tampoco vendría mal que los ediles mierenses abordaran ese problema con un poco de humor que no tiene por qué ser inglés. En Mieres nació Teodoro Cuesta, un maestro del humor, tan ingenioso, o más, que Julio Camba o Wenceslao Fernández Flórez.

Por eso, y por lo que paso a contarles, Mieres tenía fácil montar una campaña en el sentido de concienciar a los vecinos para que hagan lo que tienen que hacer cuando sacan al perro de paseo. Seguro que conocen la frase: ¿Yes de Mieres?… ¿Tienes Perru? De modo que con un poco de ingenio podían haber utilizado esa ventaja para este asunto que comentamos. Pero los políticos locales debieron pensar que la caca de los perros es un asunto tan serio que exige patrullas de guardias disfrazados antes que un eslogan ingenioso y una llamada al civismo. Optaron por la mano dura aunque no sean igual de duros con las cagadas que ellos mismos van dejando en su quehacer político.

Sé que no es para reírse. Soy el primero que no me rio cuando piso una de esas cosas marrones que van dejando los perros y, ahora en otoño, son fáciles de confundir con la seta Níscalo o el champiñón Portobello. Es más, estoy por apostar que, en mi caso, no es aplicable la Ley de Probabilidad de un Suceso pues si el 99 % de los que tienen perro recogen las cacas del suelo, la que corresponde a ese uno que falta no falla que la aplaste con mi zapato. Pero medidas como esta de Mieres o la que anuncian en Sitges me parecen exageradas.

En Sitges, el Ayuntamiento se ha comprometido a crear un registro genético de mascotas, de modo que cuando éstas hagan sus necesidades en la vía pública la caca pueda ser reconocida por su ADN y los dueños de los animales multados. Ahí es nada hacer un análisis de sangre a todos los perros para crear una base de datos de ADN canino. Ya les vale a los ediles de Sitges. Otros que, como los de Mieres, merecen un please de reproche.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España


viernes, 2 de octubre de 2015

Cayer del burru y del caballu

La mio collaboración de los xueves nel programa de la RPA Noche tras Noche.

El mi lio d'esta selmana ye polo que seguramente tais pensando… Si por eso. Por qué yá tamos hasta'l campanín del gargüelu d’Artur Mas, Rajoy, Cataluña y tola lliada que traen con ellos. Y como xente falando d’eso… politólogos, filósofos, eruditos y finos analistes de prestíxiu, hai a maza asocedióme que nun vendría mal un puntu vista aldeanu, anque l'enfotu de que daquién faiga casu sía nengunu.

Equí, dende la llomba d’esti requexu que ye Asturies, vese too más cenciello. Vese qu’Artur Mas y Rajoy lleven tiempu acaballando dos besties que, preses de llerza, galopien esbocaes camín del precipiciu. Rajoy va enriba un caballu que cuerre que lu lleva’l diañu, aguiyonáu polos reacionarios del so partíu que piden la intervención del exércitu. Y Mas va xubíu nun burru que los sos rebuznos ponen la piel de pita a los qu'aboguen por un pocu de xeitu y una España del sieglu XXI.

Los que nunca pasaron por ello non lu saben pero los que, dalguna vegada, xubimos al llombu d'un pollín o un caballu sabemos que, cuando la cosa se tuerce y entamen una allocada carrera, hai qu'atinar col momentu xustu de baxase, pos aportunar en pone-yos frenu suel dar como resultáu qu'unu salga volando y acabe nel suelu con un llombazu tremendu. Asina qu’a los dos, a Marianu y Arturu, non yos queda otra que tirase en marcha enantes de que sía tarde. Enantes de que la bestia llegue hasta’l cantu del precipiciu y los esgracie.

Lo d'asitiar a Mas xubíu nun pollín nun ye por afea-y la cabalgadura, ye porque alcuérdame a Lucio Apuleyo, aquel bereber, miembru de l'aristocracia romana, qu'escribió una obra bien entretenía na que rellataba les aventures d'un home encegoláu col poder, que lo lleva a vese tresformáu nun burru.

Poner a Rajoy enriba d'un caballu tampoco ye por da-y meyor acomodu. Ye que, nesti casu, alcordéme de lo que dixo Unamuno. Aquello de: “Llegará un día en que toos esos fidalgos que creyeron na coherencia de les sos idees, caerán del caballu con más dolor entovía que'l mesmu Pablo de Tarsu, aquel xudíu sobeyu que camín de Damascu foi cegáu por un rayu”.

Tal como tan les coses, Más y Rajoy van acabar asina: cayendo del burru y del caballu, nun digo que mañana, porque les besties entovía aguanten un par de carreres, pero d'equí a poco seguru. Lo malo que como, los dos, esfruten mui a gustu nel machitu, nun van saber apease a tiempu y van llevar un sapiazu que da respiegos pensalo.

De toes maneres, tampoco penséis que soi tan inxenuu. Sé que cuenten con ello. Y tamién cuenten con que, dempués del sapiazu, van llevantase del suelu, un pocoñín magullaos pero pensando en volver xubise al caballu y al burru como si nada pasare. Esi ye l’enfotu… Probinos… Lo que nun calcularon ye que cuando atinen a llevantase, sabe dios au tarán el caballu y el burru. 

Milio Mariño / @NTNrpa