lunes, 28 de octubre de 2013

Parot para la memoria

Milio Mariño

Por muy demócrata que uno sea, por más que acate la justicia, huya de la venganza e invoque los Derechos Humanos, no puede evitar que se le parta el alma cuando alguien que ha cometido 24 asesinatos sale a muerto por año y abandona la cárcel silbando.

La primera reacción es esa, es quejarnos con amargura y decir que no hay derecho. Luego viene lo de quedarse a solas y pensar que, a fuerza de viejo, uno ya ha pasado por esto. Ha tragado sapos y culebras, tapándose la nariz con los dedos, cuando la Ley de Amnistía de 1.977, todavía vigente y hace poco invocada, que no solo no recortaba condenas, sino que amnistiaba a criminales que no cumplieron ni un día de cárcel y ni siquiera fueron juzgados.

Hay que olvidar, pasar página y seguir adelante, dijeron entonces los que ahora dan voces. Los que discrepan con Gorka Landáburu, mutilado por un paquete bomba en 2001, Roberto Manrique, presidente de las “Víctimas de Catalunya” y Bárbara Durkhop, viuda del senador socialista Enrique Casas, asesinado por ETA en 1984, que más allá del dolor apuestan por el futuro. Una apuesta que me recuerda la serena dignidad de las víctimas del franquismo y refuerza la evidencia de que, en España, todavía hay víctimas de primera, de segunda e inclasificables, que son las olvidadas.

Hoy casi nadie se acuerda de los asesinos, los asesinatos, las torturas y las vejaciones de hace sesenta o setenta años. Dicen, desde el poder, que lo mejor es no remover el pasado. Que el pasado, pasado está. Que los que fueron enterrados en las cunetas prefieren seguir allí, antes de que los lleven a ningún otro sitio.

Lo dice este Gobierno, del PP, lo mismo que dice que no tiene nada que ver con la excarcelación de los presos etarras, que eso es cosa de Estrasburgo y de la Audiencia Nacional. Que si ellos sentencian que hay que excarcelar se excarcela.

Fue lo que dijeron, en público, poniendo cara de palo pero, en privado, nada más conocer la sentencia, gritaron: ¡Gol en Mendizorroza! Menudo peso nos han quitado de encima. Si gestionamos bien la Sentencia y conseguimos que ETA entregue las armas, significaría empatar el partido. Los socialistas consiguieron que la banda dejara de matar y nosotros conseguiremos que se rinda.

A los familiares de las víctimas se les consuela. ¡Qué importa que tengamos que soportar algunos reproches si al final todo va a ser olvidado! ¿Quién se va a acordar, dentro de treinta años, de que ahora están fastidiados? Se acordarán de que hemos conseguido una hazaña.

Así es la historia. Debería ser más amable y más justa pero no siempre lo es. Y no solo eso sino que, para tu asombro, aparecerá alguien que acabará preguntándote qué papel vas a escoger: si el de víctima o el de triunfador. El de la autocompasión y el dolor o el de la superación.

Antes de elegir un camino u otro convendría que no olvidáramos que cuando los etarras salgan a la calle no estarán solos. Se encontrarán con Emilio Hellín, el General Galindo, González Pacheco y un buen número de torturadores y asesinos que también están en libertad. Las víctimas, en este caso, llegaron hasta Argentina para que la juez Servini, siguiendo el criterio de Justicia Universal, pidiera su extradición. Y la juez la pidió, pero Rajoy dijo no.

Milio Mariño/ Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España


miércoles, 23 de octubre de 2013

Tamos saliendo…

Milio Mariño

La verdá ye que nun sé d'ónde salimos… Y, si salimos, tampoco sé ónde entramos… Lo que sí sé ye que'l Gobiernu nin entra nin sal. Tá tiráu al monte y baxa de xemes en cuando pa esquilmar el rebañu.

Ensin desaxerar una freba esto ye lo que lleo: Seis millones de paraos y xubiendo. Los sueldos polos suelos. Terroristes, violadores y asesinos sueltos. Saquiadores de Bancos y Caxes d'Aforru gociando de los sos saqueos. Partíos corruptos. Políticos cobrando sobresueldos en negru. La Infanta, y el so consorte, gastando’l dineru d'una ONG pa los neños con cancro….

¿Mialma tamos saliendo?... ¿Dalguién cree que podemos salir d’esto….?

martes, 22 de octubre de 2013

A modo de experimento mental

Milio Mariño

(Artículo de Antonio Muñoz Molina, al que me agarro como a un clavo ardiendo después del vapuleo sufrido por mis comentarios sobre Albert Plá) )

A mí siempre me admiran estos que dicen de sí mismos que son provocadores, y en muchos casos viven regaladamente del dinero de todos y reciben palmadas oficiales, y pareciendo tan irreverentes saben siempre muy bien a quién provocan, y acaban estupendamente colocados, en plazas especialmente habilitadas de provocación. Es una tradición ya muy establecida: una parte del arte moderno, del bueno y del malo, consiste en presuntas provocaciones contratadas de inmediato para bienales públicas y pabellones oficiales, costeadas con subsidios que a lo mejor se escatiman a las escuelas o a las bibliotecas.  Cuando voy a ARCO o a un teatro de ópera y me encuentro en medio de un público tan dócilmente dispuesto a sentirse provocado y a celebrarse a sí mismo por su propia audacia, la verdad es que me da la risa. A estas alturas, hasta las señoras del PP con abrigos de pieles van devotamente al Teatro Real a que las provoque Calixto Bieito.

Y ahora propongo un pequeño experimento mental. Imaginemos que un cantante catalán no afiliado al independentismo va a actuar en un teatro municipal en Cataluña. Imaginemos que dicho cantante asegura en público que le da asco ser catalán, con la tranquilidad laboral de que ese desplante le asegurará contratos en sitios afines, en los que se verá como un mérito su anticatalanismo agresivo, portadas en La Razón y entrevistas en Intereconomía. Imaginemos qué posibilidades hay de que el teatro no rescinda su contrato. Imaginemos cuántos defensores de la libertad de expresión de Albert Pla lo serán también de la libertad de expresión de este cantante hipotético.

lunes, 21 de octubre de 2013

La Ley de Educación y el Plan del 53

Milio Mariño

Soy de los que piensan que los Gobiernos, todos los Gobiernos, promueven, en secreto, las manifestaciones de estudiantes como una especie de master en el que los jóvenes reciben porrazos injustos que les sirven para aprender cómo se aplica la ley en la calle y formarse en esa asignatura, no reglada, que es el escepticismo.

A mí también me zurraron. Empezaron zurrándome los profesores de bachiller y luego, cuando era adolescente y me respetaban un poco, ya me zurraban los grises. Pero, con todo, me considero un privilegiado. Ya me gustaría saber qué porcentaje de la población tenía acceso, entonces, a los estudios de bachillerato. Seguramente solo unos pocos, unos elegidos que nos enfrentábamos a dos reválidas, nos levantábamos cuando el profesor entraba en clase, no se nos ocurría tutearlo, teníamos Religión todos los cursos, aprendíamos latín desde muy pronto y al finalizar aquellos estudios sabíamos, entre otras cosas, que Tegucigalpa era la capital de Honduras.

Desde entonces han pasado casi cincuenta años y, como es lógico, la sociedad ha cambiado mucho. Me refiero a la sociedad que había cuando este Gobierno llegó al poder, porque luego empezamos a retroceder y ahora estamos treinta años atrás. Lo cual explica que hayan sacado una nueva Ley de Educación que nos devuelve al Plan del 53, un Plan que duró hasta 1972 y fue por el que yo estudié.

Dice el Gobierno, y no le falta razón, que si es verdad que hemos vuelto treinta años atrás sería ilógico que hicieran una ley para el siglo XXI. No están dispuestos a cometer el mismo error que, en 1.990, cometieron los socialistas, que hicieron una Ley de Educación para aquellos tiempos y no tuvieron en cuenta de dónde veníamos ni dónde estábamos. El calendario ponía aquel año pero, los españoles, no estábamos en 1.990, estábamos mucho más atrasados. Ahí estuvo el error. Y, de ahí viene que estemos los últimos en los rankings internacionales de matemáticas, idiomas y comprensión lectora.

Cierto que habíamos empezando a descontar el retraso, pero llegó la crisis y nos devolvió a mis tiempos de bachillerato. Así es que estamos donde estábamos. En las aulas no se pega, pero, en los puestos de trabajo, el capitalismo pega duro y en la boca del estómago, que es donde, de verdad, hace daño. Otra cosa que ha retrocedido y, en este caso a los tiempos de Franco, son las manifestaciones. Ahora son todas a favor del Gobierno. Los manifestantes no cuentan, solo cuentan los que se quedan en casa y esos, antes, no contaban.

Total que hemos retrocedido nadie sabe hasta dónde. La única esperanza es que allá por el 2016 podamos volver a 1.990, año en el que se promulgó la LOGSE. Ojala, porque como sigamos retrocediendo ya veo a los chavales usando la Enciclopedia Álvarez y haciendo botellón con agua del grifo y moras machacadas, que era como lo hacíamos nosotros.

Todo viene, al parecer, de que habíamos concebido la educación como una posibilidad de ascenso social. Y, es cierto que puede servir para eso. Pero, también, para alterar el destino de cada uno. Los hijos, salvo excepciones, deberían ser lo que fueron sus padres. Que la clase media y, sobre todo, la baja, utilicen educación para progresar socialmente es lo que nos ha llevado al fracaso. Y eso es lo que, el PP, trata de corregir con la Nueva Ley.

Milio Mariño/ Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España



lunes, 14 de octubre de 2013

Tetas como pancartas

Milio Mariño

Lo curioso de vivir momentos como el de las tres chicas que, la semana pasada, enseñaron sus tetas en el Congreso, es que enseguida aparece gente que lo sabe todo y lo explica todo. Periodistas, políticos y tertulianos que salen en tromba y analizan lo sucedido disfrazando los criterios más peregrinos para que parezca que su opinión tiene sentido. Así es que hemos oído, y leído, opiniones para todos los gustos y alguna que otra a disgusto, como la de unas cuantas señoras, muy de derechas, que se revelaron más feministas que nadie y mostraron su rechazo a la utilización del cuerpo de la mujer para protagonizar cualquier tipo de anuncio, ya sea de coches de lujo, de colonias caras o en defensa del derecho al aborto. Un derecho que, según ellas, es repugnante.

El caso que algunos caballeros y, sobre todo, esas feministas de nuevo cuño, dijeron que es feo y de mal gusto recurrir a las tetas para llamar la atención del público. Y se quedaron tan panchas, como si nunca hubieran recurrido a un escote profundo o no se hubieran cruzado de piernas para atraer las miradas y promocionarse a sí mismas. Pero eso es distinto, responde a la causa noble, y universalmente aceptada, de poner el cuerpo al servicio del ego y de la vanidad personal. Actitud, generalmente, aplaudida en ese teatro alternativo que, ahora, son las tertulias, pobladas de papanatas que pugnan por ser graciosos y no dudan en ofrecer versiones de Perogrullo para acabar reconociendo lo que hasta el más tonto sabía desde el principio. Que las chicas podían haber gritado hasta desgañitarse pero que, si en vez de enseñar sus tetas, hubieran desplegado un par de pancartas no las habría tomado en cuenta ni cristo. De modo que dejémonos de pamplinas. Claro que importan las tetas. Las tetas importan cuando se convierten en un arma política. Todo lo demás, toda la polémica, eso de que desprecian al feminismo, que son una franquicia y mil tonterías, incluida la del ministro tonto de turno, en este caso Fernández Díaz, que dijo: "Se podría haber producido una tragedia, haberse caído ella y haber matado a algún diputado", son ganas de marear la perdiz.

El acto en sí, fue un acto reivindicativo que no debería preocupar a nadie. Lo que sí debería preocuparnos fue la reacción que vino después. Y no me refiero a los tertulianos ni a las feministas de ocasión o los editoriales más o menos casposos, me refiero a que el PP y el PSOE volvieron a coincidir, una vez más, haciendo como que no se enteraban de la protesta. De una protesta que venía de la calle y representaba el sentir de muchas mujeres. Solo Izquierda Unida reaccionó, a mi modo de ver, de forma honesta y valiente, ante la hipócrita actitud de quienes siguen defendiendo que lo políticamente correcto está primero que el sentir de aquellos que representan.

Tampoco comprendo dónde está el escándalo. Que las mujeres enseñen el cuerpo, esgrimiéndolo como arma, viene de viejo. Primero enseñaron los tobillos, luego las rodillas, después el ombligo y ahora las tetas, con sus pezones incluidos. Hay quien dice que fue un destape propio de los primeros años de democracia. Allá quien lo diga. Yo las aplaudo. Pienso que no está la cosa como para que despreciemos a tres luchadoras. El ejército es escaso y la batalla larga.

Milio Mariño/ Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

lunes, 7 de octubre de 2013

Cuando lo bueno es malo

Milio Mariño

No sé lo que está pasando. No sé por qué, todo lo que creíamos bueno, ahora resulta que es malo. Reconozco que ya desde siempre, desde que éramos niños, nos venían mintiendo sobre lo bueno y lo malo, pero lo grave es que las mentiras de nuestros padres, las que solían emplear para salir airosos de una situación inesperada o comprometida, se han convertido en el recurso preferido de nuestras autoridades, a la hora de justificar las medidas que más daño nos hacen. Es como si a una persona de cincuenta años le siguieran diciendo que tenga cuidado, que no puede tragarse el chicle porque quedaría pegado a sus intestinos y tardaría siete años en digerirlo.

A mí es lo que me decían cuándo, de niño, me daban chicle. Por eso digo que no sé lo que está pasando, no sé si es que somos víctimas de una fantasía, infantil y delirante, que apuesta por convencernos de que todo lo que creíamos bueno es malo y que solo alcanzaremos la felicidad y el bienestar si transformamos lo bueno en malo y lo malo lo hacemos aún peor. No sé en virtud de qué lógica demente nuestros gobernantes insisten con el argumento de que aquello que considerábamos bueno nos estaba haciendo un daño tremendo. Es decir, que estábamos medio podridos: llenos de pústulas, infecciones de todo tipo y fistulas anales por donde supurábamos el exceso de derechos, y de dinero, que la administración del Estado había tenido a bien regalarnos.

Y nosotros tan tranquilos, creyendo que no era malo que a los jubilados y los enfermos crónicos les pagaran las medicinas y tuvieran el amparo de una Ley de Dependencia a la que podían acogerse en caso de necesidad.

Nuestra ignorancia llegaba al punto de que tampoco creíamos que fuera bueno que a un obrero le rebajaran el sueldo, le aumentaran la jornada y pudieran despedirlo, de hoy para mañana, sin que el empresario tuviera que justificar la medida ni le costara un euro el despido. Pero, al parecer, según el Presidente del Gobierno y la ministra del ramo, que se hayan devaluado los sueldos y hayamos perdido un montón de derechos no solo es bueno, es buenísimo. Tanto es así que de ello depende la recuperación del país.

Ninguna persona sensata hubiera pensado que la solución a la crisis fuera destruir las conquistas sociales, pero cada día que pasa es más evidente que de eso se trata, que consiste en transformar todo lo bueno en malo, incluidos, claro está, servicios públicos tan esenciales como la sanidad y la educación.

Quiere decirse que la solución no estaba, como creíamos, en buscar y encontrar nuevas fórmulas, sino en lo más clásico de la creación española: el timo de la estampita. En dar gato por liebre e insistir en la mentira, la estafa, el sablazo y el choriceo, practicado desde las más altas esferas, tan altas que el brazo de la ley nunca consigue alcanzarlas.

Los halcones del sobresueldo aseguran que ese es el camino. Y no solo eso sino que nos tratan como si fuéramos niños. Manejan el concepto bueno o malo como si no estuviera establecido un criterio universalmente válido para determinar su significado y cierran el círculo con una frase que Balzac solía recordar de su padre: “No estoy dispuesto a seguir discutiendo con gente que no está de acuerdo conmigo”.

Milio Mariño/ Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi lio Semanal

Milio Mariño

Nun hai meyor cosa que xubilase pronto pa trabayar a destayu. Al mio artículu selmanal en La Nueva España, los rellatos de: Tuvieron nel Paraísu, que toi escribiendo, voi publicando equí tolos sábados y, entá, nun sé si los atrocaré nun llibru, amiesto, dende mañana mesmu, una collaboración selmanal nel Programa, de Marcos Vega, Noche tras Noche, de la RPA, la Radio pública del Principáu d’Asturies.

Asina que si cualquier xueves, a partir de les 9,30 la nueche, ponéis la radio y oyís a unu falar de: Mi lio Semanal, esi que fala soi yo. Dígolo porque, mialma, me paeció que nun taba por demás avisalo.