lunes, 7 de septiembre de 2015

Salinas, expediente X

Milio Mariño

No me sorprendió que este verano visitaran la oficina de turismo de Salinas, solo, 75 extranjeros. Tampoco me sorprendió que este año se registraran casi 45.000 bañistas menos que el año pasado y 283.000 menos que en 2013. No me sorprendió porque vivo en Salinas y llevo años preguntándome quien tiene la culpa de que vengan los cuatro veraneantes de siempre y no venga gente de fuera, ni apenas turistas, ni haya hoteles, ni restaurantes, ni terrazas donde no encuentres a los cuatro de toda la vida, más morenos y en mangas de camisa.

Los datos de este verano son demoledores y ridículos para una de las mejores playas del litoral asturiano, en un año en el que precisamente Asturias lidera el turismo en el norte.

¿Qué pasa entonces? ¿A qué se debe que Asturias se llene de gente y apenas venga nadie a Salinas? ¿Cómo puede ser que haya menos plazas hoteleras y menos restaurantes que hace veinte años. ¿Cómo es que un chiringuito playero, situado en mitad del paseo, estuvo cerrado el verano pasado y este verano ha salido dos veces a concurso y sigue cerrado porque nadie lo quiere? ¿Será acaso porque, en vez de estar en el paseo, frente al mar, lo han situado detrás del edificio de servicios, con vistas a las ventanas de los retretes?

Lo de ese chiringuito, aunque sea único en España, no se me ocurre que pueda ser la causa del declive estrepitoso de Salinas, pero sirve como ejemplo de lo que se hace rematadamente mal, como también se hizo mal la remodelación del Parque de los Patos, chiringuito incluido, y ya no hablemos de la Playa de San Juan: accesos por los que cuesta un huevo llegar, aparcamiento de carbonilla y otro chiringuito que, también, es para nota, por cutre y destartalado. De los servicios no decimos nada porque no existen. Cada cual se apaña como puede y no sabemos si las dunas lo agradecen o protestan porque son discretas y no cuentan intimidades.

Lo que sí funciona bien, en Salinas, son las escuelas de Surf. Las escuelas de Surf han ido en aumento y funcionan de maravilla. Pero todo lo demás va mal y con tendencia a ir peor, a pesar de que el turismo es un fenómeno social y económico que en cualquier parte, menos aquí, ha experimentado un continuo crecimiento y una profunda diversificación. Se ha convertido en una verdadera industria generadora de empleo y riqueza que, en buena medida, está salvando a España de la catástrofe económica. 
Aquí no. Aquí andamos muy preocupados por la subasta eléctrica y nos despreocupamos de rentabilizar y sacar partido a unos recursos naturales que en otro sitio serían aprovechados como un regalo del cielo. Pero aquí nada: ni una fiesta, quitando la muy particular del Surf, ni un acto cultural, ni un concierto, ni unas jornadas, ni un mercadillo… Nada de nada. Bueno, me olvidaba de la fiesta de la cerveza celebrada en el patio de la biblioteca, no vaya a ser que en sitio más grande, y vistoso, Salinas se llene de gente y moleste a los veraneantes con pedigrí. “Pied de Grue” en francés, que como bien saben se refiere a las grullas. Ese animal de tráquea muy larga que suele pavonearse y emite agudos sonidos que se escuchan a mucha distancia y quizá lleguen a Piedras Blancas.

Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

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