Milio Mariño / Artículo de Opinión / diario La Nueva España
lunes, 24 de agosto de 2020
Cayetana: la vida te da sorpresas
Milio Mariño / Artículo de Opinión / diario La Nueva España
lunes, 17 de agosto de 2020
El virus no veranea
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
lunes, 10 de agosto de 2020
Un exilio que no servirá de auxilio
La noticia de que el rey emérito se
ha fugado, a no sabemos dónde, y vive en el exilio no lo es tanto si tenemos en
cuenta que desde el año 1800 todos los reyes de España acabaron exiliados. La
novedad podría ser que Juan Carlos I no tomó la decisión de exiliarse forzado
por un cambio de régimen político que hiciera peligrar su vida, sino por la
publicación de sus turbias relaciones con empresarios, sátrapas, amantes y
supuestos testaferros que le ayudaron en el acopio de una gran fortuna que el
New York Times, en base a una información de Forbes, cifra en más de 2.000
millones de euros.
Con todo, para ciertos medios de
información y una buena parte de la clase política, lo del rey emérito es una
cuestión privada que no afecta a la jefatura del Estado ni a Felipe VI. Pasan
por alto que la monarquía, y la casa de Borbón, acumulan demasiados ejemplos
que demuestran que no ha sido la primera vez que anteponen su afán por
enriquecerse a los deberes del cargo que representan. El abuelo del emérito,
Alfonso XIII, fue socio de los grandes empresarios de la época, se benefició de
la explotación de las minas del Rif y cobró elevadas comisiones por los
equipamientos comprados para el ejército, además de empeñarse en la
construcción de una línea de ferrocarril, en Marruecos, que acabó provocando
una guerra y terminó con la derrota de Annual, cuyo balance supuso más de
20.000 soldados de reemplazo muertos, todos hijos de familias pobres, ya que
los hijos de las familias ricas estaban exentos de ir a la guerra si pagaban
1.000 pesetas.
El caso que, con el abuelo del
rey emérito y bisabuelo de Felipe VI, tampoco se acaba la historia de las
grandes fortunas de la realeza logradas a costa de la intervención en negocios
más o menos turbios. Fernando VII fue quien negoció con Rusia que España comprara
una parte de la flota del Zar. Una operación multimillonaria por la que
percibió muchísimo dinero en comisiones. Sin embargo, cuando los barcos
llegaron Cádiz se comprobó que eran chatarra y solo servían para el desguace. Había
serias dudas de que pudieran navegar, sin hundirse, hasta el continente
americano y, por tanto, fueron desechados. De todas maneras, Fernando VII se
quedó con sus comisiones.
Podríamos seguir repasando la
historia y encontraríamos nuevos escándalos, de modo que esto de ahora no es un
hecho puntual y aislado. Juan Carlos I hizo, más o menos, lo que todos sus
antepasados. Así que cabe preguntarse si servirá de algo que el rey emérito ya
no viva en La Zarzuela. Si con el autoexilio ha pagado el precio de sus
fechorías y los españoles consideran que la Monarquía está libre de toda deuda.
Hay una campaña para convencernos
en ese sentido, pero no parece que sea así como se percibe. Los estrategas de
Zarzuela han vuelto a equivocarse. El exilio no servirá de auxilio. Al
contrario, en el imaginario popular la monarquía está mucho más asociada al
padre que al hijo y el hecho de que el padre haya salido corriendo no solo
resulta ridículo, sino que supone un nuevo escándalo que nos está haciendo
pasar un bochorno que no merecemos. Somos el hazmerreír del mundo por este
grotesco episodio mientras, aquí, todavía hay quien se empeña en defender lo
indefendible.
lunes, 3 de agosto de 2020
Los rebrotes y el ángel de la guarda
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
lunes, 27 de julio de 2020
Ver el dinero
lunes, 20 de julio de 2020
La fuente fea del parque
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
lunes, 13 de julio de 2020
La televida que nos espera
Milio Mariño / Artículo de Opinión / diario La Nueva España