Más que echarme flores supongo que me echaré tierra encima si les digo que siempre fui defensor de las cusas perdidas, abogado de los más débiles y nostálgico de una inexistente justicia divina que, por inhibición de la humana, castigara a los que la hacen y nunca la pagan. Uno es como es, tal vez por culpa suya o porque vino así de fábrica.
De
cualquier manera, con estos antecedentes, imagino que me situarán entre los que
condenan el cambio de rumbo de Pedro Sánchez al respecto de nuestra antigua
colonia de África, la autodenominada República Árabe Saharaui.
Sentiría decepcionarles, pero estoy
a favor de la decisión de Pedro Sánchez porque creo que es la menos mala y la
más pragmática. Y no solo eso. También creo que quienes ponen el grito en el
cielo, apelando a la libertad del pueblo saharaui, no ponen los pies en la
tierra porque si los pusieran y fueran honestos opinarían de otra manera.
La independencia de los saharauis
se ha convertido en una especie de causa romántica, una aspiración legítima que
quienes la defienden saben que es imposible. Lo saben, pero como el
romanticismo es una evasión de la realidad, todo lo demás queda subordinado a
la consecución del ideal.
Los saharauis llevan 47 años
malviviendo de forma infrahumana en una inhóspita tierra prestada por Argelia,
la encrucijada de Tinduf, donde solo hay desierto. No hay nada más. No hay
trabajo, ni agricultura, ni por supuesto industria ni apenas agua. El sustento
que les permite sobrevivir les llega de la ayuda humanitaria internacional.
Pues bien, según un informe
emitido por la OLAF, la agencia de la Comisión Europea que lucha contra el fraude,
la ayuda que la Unión Europea, España y otros países envían a los refugiados saharauis,
es controlada y distribuida por el Frente Polisario y acaba, en parte, siendo
vendida en el mercado negro de Argelia, Mauritania y Mali. El Frente Polisario
asegura que tiene a su cargo 155.000 refugiados, pero el organismo de
investigación europeo, recurriendo a satélites de observación, ha calculado que
el número de refugiados será de unos 90.000, o menos. La ONU, ante el
referéndum que pensaba organizar, estimaba que podían ser en torno a 80.000
personas, pero desistió de hacerlo porque le resultó imposible establecer un
censo. Nadie quiso colaborar. El primero que se negó fue el Frente Polisario, gobernado
por la tribu de los Reguibat, que son quienes mandan en los campamentos de
refugiados, de forma dictatorial y sin ningún tipo de control, y cuyos dirigentes
han sido acusados de enriquecerse a costa de las ayudas.
El tema de las tribus saharianas es
clave para comprender cómo este conflicto perdura en el tiempo, sin visos de
solución. No parece aceptable que los saharauis sigan malviviendo, en condiciones
infrahumanas, en los campos de refugiados otros 47 años o más. Estados Unidos,
Francia y Alemania ya han asumido expresamente la soberanía marroquí sobre el
Sáhara. Una realidad suficiente para entender que el único camino es un
estatuto de autonomía, a través del cual los saharauis puedan gestionar sus
asuntos y mejorar su forma de vida. Dejarían de estar en los campos de
refugiados de Argelia y volverían a su territorio. Se les acabaría el chollo,
por decirlo de alguna manera, a las tribus que se benefician de la situación
actual y prefieren que los saharauis sigan malviviendo a cualquier solución.
Milio Mariño / artículo de Opinión / Diario La Nueva España
No tenia ni idea de los datos que das respecto al numero de población que hay en el Sahara. Pero algun truco estaba ocurriendo para que un conflicto durara 47 años, en esas condiciones tan precarias. El "momio del Frente Polisario" era mucho momio para unos pocos en detrimento de unos muchos. La honradez brilla por su ausencia y luego te venden la moto, de una forma descarada. De verdad que a mi no me cayo nada bien el giro politico de Sanchez, aunque si me dejo dubitativo, que Europa lo viera bien,antes que muchas fuerzas politicas lo afearan. Muchas gracias por la aclaración.
ResponderEliminarGracias a ti por leerme
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