Milio Mariño
No entiendo que los partidos políticos gasten una millonada en encuestas y, al mismo tiempo, digan que todo lo que se conoce sobre la intención de voto no les sirve porque los españoles suelen mentir cuando les preguntan a quién piensan votar. La vida es así, está llena de contradicciones. Un amigo mío dice que si su mujer dejara de comprar lo que no necesita, ni le gusta, ni se pone nunca, sería millonario. Igual exagera pero, al parecer, es cosa del subconsciente, que siempre nos lleva hacia todo lo que es barato, inútil y complementario.
Que la gente mienta, cuando le preguntan a quién piensa votar, solo ocurre en España. No se sabe si es que lo hacen porque les da vergüenza decir públicamente a quien votan o por miedo a que si dicen lo que piensan les puedan envenenar al perro o hacer una pintada en la fachada de su casa. Hasta hace poco eran las únicas razones que, a mi modo de ver, justificaban que se mintiera pero, ahora, hay que añadir ser anormal, pues, según Rajoy, los seres humanos normales votan al PP.
Otra cosa que no entiendo son algunas de las propuestas que empiezan a conocerse y con las que los partidos piensan ganar votos en las próximas elecciones. Y, eso que he tenido en cuenta las dificultades de los candidatos para hacer propuestas a una población que, por lo general, tiene de todo. Así que cuando se plantean una nueva propuesta es como cuando te propones hacerle un regalo a un niño y no sabes que comprar. Esa es la historia, que los candidatos dan un repaso a lo que tenemos y a ninguno se le ocurre proponernos más calles peatonales, ni más carriles bici, ni farolas de cuatro brazos que solo encienden uno. Fíjense si la cosa estará difícil que, en Castrillón, Foro propone crear otro mercadillo en Salinas y el PSOE en Raíces. Se adelantaron y dejaron a los otros partidos sin apenas margen de maniobra, pero el PP, todavía puede proponer Pillarno e IU San Miguel de Quiloño.
Como ven, la lucha por hacer propuestas originales es encarnizada. Y eso prueba, aunque haya gente que todavía lo ponga en duda, que los aspirantes a concejales y concejalas suelen ser hombres y mujeres de ideas muy avanzadas. De todas maneras, no hay que temer ninguna revolución en los ayuntamientos porque, sean quien sean los elegidos, enseguida se adaptarán al cargo y, como son de sentimientos pacíficos, aceptarán sacrificar sus propuestas en beneficio del presupuesto. También cabe esperar que, en muchos casos, abandonarán esa rigidez que tienen ahora y se mostrarán flexibles con algunas propuestas como esa de que no aceptarán regalos salvo que tengan carácter simbólico o un valor económico irrelevante. Lo suyo es satisfacer al mayor número de ciudadanos posible, de modo que no parece lógico que desaíren a quienes quieran tener un detalle.
A falta de que aparezcan nuevas propuestas, toca estar vigilantes. Tenemos que estar atentos porque suele ser costumbre que los partidos y los candidatos minusvaloren nuestra inteligencia y hagan como el alcalde de Xàtiva y presidente del PP valenciano, Alfonso Rus, que puso como ejemplo, de lo que él hizo para conseguir la alcaldía de su pueblo: "Les dije que traería la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron! Se lo creen todo. ¡Serán burros!”
Pues eso.
No entiendo que los partidos políticos gasten una millonada en encuestas y, al mismo tiempo, digan que todo lo que se conoce sobre la intención de voto no les sirve porque los españoles suelen mentir cuando les preguntan a quién piensan votar. La vida es así, está llena de contradicciones. Un amigo mío dice que si su mujer dejara de comprar lo que no necesita, ni le gusta, ni se pone nunca, sería millonario. Igual exagera pero, al parecer, es cosa del subconsciente, que siempre nos lleva hacia todo lo que es barato, inútil y complementario.
Que la gente mienta, cuando le preguntan a quién piensa votar, solo ocurre en España. No se sabe si es que lo hacen porque les da vergüenza decir públicamente a quien votan o por miedo a que si dicen lo que piensan les puedan envenenar al perro o hacer una pintada en la fachada de su casa. Hasta hace poco eran las únicas razones que, a mi modo de ver, justificaban que se mintiera pero, ahora, hay que añadir ser anormal, pues, según Rajoy, los seres humanos normales votan al PP.
Otra cosa que no entiendo son algunas de las propuestas que empiezan a conocerse y con las que los partidos piensan ganar votos en las próximas elecciones. Y, eso que he tenido en cuenta las dificultades de los candidatos para hacer propuestas a una población que, por lo general, tiene de todo. Así que cuando se plantean una nueva propuesta es como cuando te propones hacerle un regalo a un niño y no sabes que comprar. Esa es la historia, que los candidatos dan un repaso a lo que tenemos y a ninguno se le ocurre proponernos más calles peatonales, ni más carriles bici, ni farolas de cuatro brazos que solo encienden uno. Fíjense si la cosa estará difícil que, en Castrillón, Foro propone crear otro mercadillo en Salinas y el PSOE en Raíces. Se adelantaron y dejaron a los otros partidos sin apenas margen de maniobra, pero el PP, todavía puede proponer Pillarno e IU San Miguel de Quiloño.
Como ven, la lucha por hacer propuestas originales es encarnizada. Y eso prueba, aunque haya gente que todavía lo ponga en duda, que los aspirantes a concejales y concejalas suelen ser hombres y mujeres de ideas muy avanzadas. De todas maneras, no hay que temer ninguna revolución en los ayuntamientos porque, sean quien sean los elegidos, enseguida se adaptarán al cargo y, como son de sentimientos pacíficos, aceptarán sacrificar sus propuestas en beneficio del presupuesto. También cabe esperar que, en muchos casos, abandonarán esa rigidez que tienen ahora y se mostrarán flexibles con algunas propuestas como esa de que no aceptarán regalos salvo que tengan carácter simbólico o un valor económico irrelevante. Lo suyo es satisfacer al mayor número de ciudadanos posible, de modo que no parece lógico que desaíren a quienes quieran tener un detalle.
A falta de que aparezcan nuevas propuestas, toca estar vigilantes. Tenemos que estar atentos porque suele ser costumbre que los partidos y los candidatos minusvaloren nuestra inteligencia y hagan como el alcalde de Xàtiva y presidente del PP valenciano, Alfonso Rus, que puso como ejemplo, de lo que él hizo para conseguir la alcaldía de su pueblo: "Les dije que traería la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron! Se lo creen todo. ¡Serán burros!”
Pues eso.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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Milio Mariño