lunes, 2 de mayo de 2016

Sueños buenos y malos

Milio Mariño

Un día me dio por hacer recuento y me salió que por cada sueño bueno tenía tres sueños malos. Lo mantuve en secreto porque no sabía si a la gente le pasaba igual y, además, me daba miedo saberlo. Pero hoy lo cuento porque lo comenté con un par de amigos y, después de prometerles que les incluía en el programa de protección de testigos, confesaron que les pasaba lo mismo, o que el balance era, incluso, peor.

Cuando digo sueños malos no me refiero a pesadillas, me refiero a sueños que no les voy a contar porque tampoco es plan revelar todas mis intimidades y hacerles partícipes de un masoquismo cerebral que no controlo ni tengo posibilidades de controlar. Para imaginar esos sueños pueden mirar a su perro, si es que lo tienen, y verán cómo mientras duerme, a veces, enseña los dientes. Eso es que sueña como nosotros y, por el gesto, no parece un sueño bueno. Lo bueno, según los psiquiatras, es que tener sueños malos es estupendo para el cerebro. 

Ellos sabrán. No sería lo primero que, en origen, parece malo y acaba siendo muy bueno. Ahí tienen a ese pseudo sindicato llamado Manos Limpias. Algunos sospechábamos que era malo y ahora, cuando los jefes de la cloaca han decidido hacer público que sí que lo es, utilizan sus maldades como coartada para apartarlo de algunos casos de corrupción. Mala cosa porque había hecho mucho bien personándose como acusación particular. Había hecho lo que tenían que hacer, y no hicieron, los buenos. Ya me dirán como cabe entender que los buenos renunciaran a personarse en los casos de corrupción más sonados. Mucho hablar de regenerar el país, pero nada. Resulta que no están en Bankia, Nóos, Gürtel, Púnica, Pokemon, Puyol y tantos otros.

Fueron los malos los únicos que se atrevieron a presentar batalla en nombre de las personas de bien. De modo que, a partir de ahora, no sé qué será de nosotros. Tendremos que ponernos en lo peor porque muchos de los asuntos que investigan los tribunales se iniciaron gracias a la acción popular ejercida por Manos Limpias. El más conocido el de la Infanta Cristina, pues sólo por la insistencia de los que han resultado ser malos, la hermana del Rey se ha sentado en el banquillo de los acusados.

Dice el fiscal que los malos no pueden representar a los buenos y ejercer la acusación popular… Que para eso, para hablar por nosotros, ya está él. Pues no sé… Aparte del juicio de Mallorca, los únicos que se personaron en el caso Puyol fueron los de Manos Limpias y ahora, con las cuentas embargadas y los dirigentes en la cárcel, acaban de renunciar a personarse en la Audiencia Nacional porque no tienen los 20.000 euros de la fianza impuesta para ejercer la acusación.


Cuando uno analiza lo que está sucediendo con la corrupción, los corruptos, la justicia y el Gobierno acaba pensando que todo se debe a un mal sueño de esos en los que nada tiene sentido. Los malos hacen de buenos, los buenos son malos, tontos y olvidadizos y la justicia una entelequia que no entendemos. Pero no es un mal sueño, es la realidad. Sueño fue lo de antes, lo que, creíamos, iba a pasar. Aquello fue un sueño que parecía bueno y ya ven en qué quedó al despertar.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

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