Un día me dio por hacer recuento y me salió que por cada
sueño bueno tenía tres sueños malos. Lo mantuve en secreto porque no sabía si a
la gente le pasaba igual y, además, me daba miedo saberlo. Pero hoy lo cuento porque
lo comenté con un par de amigos y, después de prometerles que les incluía en el
programa de protección de testigos, confesaron que les pasaba lo mismo, o que
el balance era, incluso, peor.
Cuando digo sueños malos no me refiero a pesadillas, me
refiero a sueños que no les voy a contar porque tampoco es plan revelar todas
mis intimidades y hacerles partícipes de un masoquismo cerebral que no controlo
ni tengo posibilidades de controlar. Para imaginar esos sueños pueden mirar a
su perro, si es que lo tienen, y verán cómo mientras duerme, a veces, enseña
los dientes. Eso es que sueña como nosotros y, por el gesto, no parece un sueño
bueno. Lo bueno, según los psiquiatras, es que tener sueños malos es estupendo
para el cerebro.
Ellos sabrán. No sería lo primero que, en origen, parece malo
y acaba siendo muy bueno. Ahí tienen a ese pseudo sindicato llamado Manos
Limpias. Algunos sospechábamos que era malo y ahora, cuando los jefes de la
cloaca han decidido hacer público que sí que lo es, utilizan sus maldades como
coartada para apartarlo de algunos casos de corrupción. Mala cosa porque había
hecho mucho bien personándose como acusación particular. Había hecho lo que
tenían que hacer, y no hicieron, los buenos. Ya me dirán como cabe entender que
los buenos renunciaran a personarse en los casos de corrupción más sonados.
Mucho hablar de regenerar el país, pero nada. Resulta que no están en Bankia, Nóos,
Gürtel, Púnica, Pokemon, Puyol y tantos otros.
Fueron los malos los únicos que se atrevieron a presentar
batalla en nombre de las personas de bien. De modo que, a partir de ahora, no
sé qué será de nosotros. Tendremos que ponernos en lo peor porque muchos de los
asuntos que investigan los tribunales se iniciaron gracias a la acción popular
ejercida por Manos Limpias. El más conocido el de la Infanta Cristina, pues
sólo por la insistencia de los que han resultado ser malos, la hermana del Rey
se ha sentado en el banquillo de los acusados.
Dice el fiscal que los malos no pueden representar a los
buenos y ejercer la acusación popular… Que para eso, para hablar por nosotros,
ya está él. Pues no sé… Aparte del juicio de Mallorca, los únicos que se
personaron en el caso Puyol fueron los de Manos Limpias y ahora, con las cuentas
embargadas y los dirigentes en la cárcel, acaban de renunciar a personarse en
la Audiencia Nacional porque no tienen los 20.000 euros de la fianza impuesta para
ejercer la acusación.
Cuando uno analiza lo que está sucediendo con la corrupción,
los corruptos, la justicia y el Gobierno acaba pensando que todo se debe a un
mal sueño de esos en los que nada tiene sentido. Los malos hacen de buenos, los
buenos son malos, tontos y olvidadizos y la justicia una entelequia que no
entendemos. Pero no es un mal sueño, es la realidad. Sueño fue lo de antes, lo
que, creíamos, iba a pasar. Aquello fue un sueño que parecía bueno y ya ven en
qué quedó al despertar.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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