Viendo cómo va la política, me
había propuesto leer y escuchar las promesas electorales que ya se hacen, y las
que se harán estos días, con el escepticismo y la incredulidad que merecen y la certeza de
que las más descabelladas tendrán menos gracia que aquella del Partido Karma
Democrático (PKD), que prometía que en caso de alcanzar la alcaldía de Bilbao, haría
que todas las tiendas de chuches dispusieran obligatoriamente de cambio para
los billetes de 500 euros.
La propuesta tenía su gracia pero
que, a estas alturas, desempolven el proyecto promovido en su día por el ex
ministro Álvarez-Cascos, que planteaba utilizar el FEVE para un enlace
ferroviario con el aeropuerto de Asturias, gracia no tiene ninguna. Ni gracia
ni utilidad. Es un despropósito que solo se explica por la torpeza de quienes,
a falta de ideas, revuelven en el desván y arramplan con lo que pillan. En este
caso con una ocurrencia que primero planteó el PP, luego mereció la atención de
Álvarez Areces, aunque no pasó de la fase de estudio, y veinte años después
rescatan otros políticos, desconozco si por iniciativa propia o a sugerencia de
la Cámara de Comercio de Avilés y la patronal de turismo, que también coinciden
en pedir lo mismo.
La propuesta se refiere a
construir 2,5 kilómetros de vía desde la estación del FEVE en Santiago del
Monte hasta la rotonda de acceso al Aeropuerto y cabe suponer que una terminal
allí. Algo relativamente sencillo que no requeriría una gran inversión, pero su
utilidad sería ninguna y el ridículo estaría asegurado.
Tal vez sea mucho pedir que quienes
hacen la propuesta den a conocer los datos y los estudios que manejaron. Me
temo que no lo harán porque resulta muy difícil encontrar algo positivo que
justifique lo que proponen.
La línea de FEVE, entre Gijón y
Avilés, entraña un viaje de 50 minutos, que se completaría con otros 25, o más,
hasta Santiago del Monte y el Aeropuerto. Alguien apuntó que a los usuarios procedentes
de Avilés y Gijón habría que sumar, aunque falta saber cómo, los de Luarca,
Navia y el norte de Galicia, que se antojan muy escasos y con más paciencia que
el santo Job pues, especialmente en ese trayecto, FEVE tiene muchos tramos de vía
con la velocidad limitada a 40 por hora. Más paciencia, si cabe, se les supone
a los posibles usuarios de la conexión con Oviedo, muy interesante para los
aventureros y los amigos del paisaje, ya que después de una hora de viaje, para
llegar a Pravia, necesitarían hacer un transbordo y acaso otro en Santiago del
Monte.
Que propongan ir al aeropuerto en
el FEVE, sabiendo cómo está el FEVE, y cuándo Asturias se prepara para viajar
en el AVE, causa estupor. Y no lo digo, solo, por el contraste, sino porque si FEVE
ya tenía pocos viajeros, el último dato es que su número ha descendido un 50%
en los últimos años.
Es previsible, además, que cuando
Asturias disponga del tren de alta velocidad descenderán los vuelos regulares y,
por tanto, los pasajeros.
La pretensión de mejorar los
accesos al Aeropuerto de Asturias recurriendo al FEVE, confirma que los
disparates, en política, tienen poco castigo. Eso o que los promotores ya dan
por supuesto que confiamos en que la propuesta sea de mentira, solo para hacer
ruido, y sin intención de llevarla a la práctica.
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Milio Mariño