lunes, 1 de junio de 2020

El fútbol metadona

Milio Mariño

Suelen decir del fútbol que solo es un deporte, pero todos sabemos que es mucho más que eso. También es negocio, espectáculo y otras cosas que se callan por no poner en un aprieto a los millones de personas que consumen fútbol a diario. A esos adictos que han pasado de la afición al vicio y sienten la imperiosa necesidad de darse un chute de fútbol para que su adrenalina mantenga la actividad del cerebro y les aporte cierto equilibrio. Así que ya digo, además de un deporte, un negocio y un espectáculo, el fútbol es lo que están pensando. Eso mismo. Una droga que, cuando no se consume, provoca el síndrome de abstinencia. Algo que, según los expertos en drogas, es muy difícil de llevar, pues quien lo padece sufre una perturbación importante que apenas le deja vivir.

Esa es la historia. Todos estamos al tanto de qué es lo que ocurre cuando alguien que consume se queda sin su dosis diaria. Se queda como han quedado los que consumían futbol y de repente, por culpa de la pandemia y los estados de alarma, se vieron privados del suministro que necesitaban. El bajón fue tan grande que no voy a decir que la desesperación los haya llevado a protagonizar las famosas caceroladas porque eso sería demagogia barata, pero sí que el personal anda desorientado y sufre como un burro al que le han puesto una albarda con cien quilos encima.

 No están sufriendo menos, aunque de forma distinta, los que suministraban esa droga que decimos. Las televisiones, los clubes y todos los que se han quedado sin ingresos por la suspensión de la liga de fútbol. Las pérdidas son cuantiosas y el negocio amenaza ruina sin nada que lo compense, ya que ni hartos de ERTES logran cuadrar las cifras.

Así las cosas y dado que, al parecer, va para largo que puedan suministrar el producto con una calidad razonable y en las dosis habituales, los que dirigen el negocio, con el visto bueno de las autoridades, han decidido que se recurra a un paliativo y se facilite, con carácter general, el consumo de fútbol metadona. Que no es, ni de largo, como el fútbol que conocíamos y está por ver si servirá para paliar el síndrome de abstinencia.

El fútbol metadona supone que las once jornadas de Liga que quedan por disputarse se disputen cumpliendo las medidas que son necesarias para evitar posibles contagios. Es decir, con los estadios desnudos de gente y, tal vez, vestidos con fotografías que imiten espectadores y sin que los jugadores puedan celebrar los goles en grupo, escupir en el césped o cambiarse de camiseta. Además, también deberán reducir el tiempo de estancia en los vestuarios, llevar mascarilla en los mismos y en el banquillo, y guardar la distancia de seguridad cuando transiten por el túnel de salida al campo.

El objetivo es minimizar los contactos, pero nadie ha dicho cómo hay que hacer cuando los jugadores se apelotonen en un saque de esquina o se junten en una barrera. Veremos qué pasa y cómo se desarrolla ese fútbol que piensan suministrarnos, a modo de metadona, para aliviar el síndrome de abstinencia y rebajar las tensiones acumuladas por los efectos del prolongado encierro y la desescalada. El tiempo lo dirá, pero tal vez fuera mejor aguantar el mono y quedarnos sin fútbol hasta septiembre.


Milio Mariño / Artículo de Opinión/ Diario La Nueva España

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