Acostumbrados, como estamos, a que la Iglesia Católica, y el Papa, aborden los problemas de nuestro tiempo proponiendo soluciones que casi siempre decepcionan y pocas veces se acercan a una toma de conciencia real, apenas queda un resquicio para el entusiasmo de que puedan mejorar. Los postulados de la Iglesia suelen alejarse tanto de la realidad y ser tan difíciles de asumir como la costumbre del vaso de agua con limón en ayunas. Que tiene fama de milagroso y al final resulta que no vale para nada o para casi nada. De todas formas, la iglesia insiste y acaba de publicar un nuevo texto, de 42 páginas, en el que el Papa llama a los católicos a comportarse adecuadamente ante los nuevos retos del mundo y sus grandes distracciones como la tecnología, la corrupción, el consumismo, la inmigración o las redes sociales.
El nuevo texto, “Gaudete et exsultate” (Alegraos y regocijaos), dice cosas como que ser rico es fruto de la injustica y que los ricos causan la pobreza y la desigualdad en el mundo. Pero también dice y propone santos "de clase media". Una propuesta que el Papa explica apuntando que la santidad no está reservada a los obispos, sacerdotes o religiosos y que no hay que desalentarse al contemplar modelos de santidad que parecen inalcanzables, pues la vida de los santos no es perfecta ya que cometen muchos errores.
Que el Papa proponga santos "de clase media", que busquen la santidad dando lo mejor de sí mismos en su vida cotidiana, es una novedad. Sabíamos que los ricos tienen difícil ser santos por aquello de que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de los cielos. De modo que si lo tienen así de complicado para entrar en el cielo no les digo nada para ser santos. Los pobres tampoco crean que lo tienen mucho mejor. Solemos decir que, sólo con ser pobres, tienen el cielo ganado pero de ahí a ser santos les falta un master que no se consigue como los que daban en la URJC. Eso sí, partían con la ventaja de la pobreza que, ahora, el Papa suprime proponiendo santos de clase media.
La propuesta es novedosa pero sospecho que el Papa ha debido ser víctima del diablo, al que califica como una constante amenaza y del que dice que no deberíamos pensar en él como un mito sino como un ser personal que nos acosa, en alusión a las tentaciones que ofrece. Ahí estaría la clave. No me cabe duda de que el diablo insiste en la tentación de hacernos creer que hubo un ascenso en la escala social y hay más clase media que pobres. Lo cual es rotundamente falso aunque algunos especialistas apunten al 2022 como el primer año en el que habrá más gente de clase media que podres en el mundo.
El caso es que, en la definición de clase media, los sociólogos no se ponen de acuerdo. Algunos la circunscriben a satisfacer las necesidades básicas y permitirse un extra. Si esa es la referencia, si una familia mileurista es clase media, tiene razón el Papa. Hay que poner en los altares a los que consiguen llegar a final de mes con una renta tan baja. Serían los nuevos santos, por más que tengamos santos de sobra.
MIlio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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