Estaba en una terraza tomando café,
y aburriéndome como un percebe, cuando alguien, en la mesa de atrás, dijo que su
familia era multiespecie. Otro fantasma, pensé, que intenta hacerse el gracioso
contándonos que tiene una familia rara. Qué sé yo: una suegra diplomada en
artes marciales, un cuñado astronauta… Pero seguí con la oreja puesta y resultó
que la familia en cuestión no tenía nada de rara; era una de las muchas
familias que están compuestas por un hombre, una mujer y un perro. Animal que
ha pasado de ser de compañía a ser de la familia.
No hace mucho, las familias eran todas
de la misma especie. Ahora depende. Lo explicaba muy bien una señora muy
simpática que vi en la tele contestando así a quien la entrevistaba: No puedo
decirle que este perro sea mi hijo porque los hijos crecen y llega el momento
en que ya no tienes que limpiar sus cacas, pero por lo demás lo quiero y lo
trato con el mismo cariño que se puede tener por un hijo. Las madres, cuando un
hijo se pone enfermo salen corriendo para el pediatra. Yo hago lo mismo, pero
lo llevo al veterinario.
Las estadísticas oficiales dicen
que en España hay más perros que niños. Hay
9,3 millones de perros y 6,7 millones de niños menores de 14 años. Datos que
confirman que los hogares españoles no son lo que eran y que muchas parejas han
decidido tener “perrhijos” porque salen más baratos y no les complican la vida.
Tienen un perro, celebran su cumpleaños con tarta y velas y hasta le ponen regalos.
No les preocupa lo que puedan pensar los vecinos.
Asturias es la comunidad con más
perros por habitante. Tenemos 3,51 perros por cada 10 personas. Desconozco si
es que los asturianos queremos mucho a los perros o estamos muy solos y
pensamos que pueden hacernos compañía. Sea lo que fuere tener un perro en la
familia no se limita a su presencia física, siempre queremos ir más allá y no
resistimos la tentación de hablar con ellos como si fueran personas. Algo que,
de momento, resulta complicado porque hablar con los animales es fácil, lo
difícil es que te entiendan.
Difícil, no se sabe hasta cuándo
porque entre las muchas ventajas que anuncian para la Inteligencia Artificial
está lo que llaman “Machine Learning”. Una aplicación que nos permitirá comunicarnos
con otras especies a una velocidad y con una precisión que es imposible para
los humanos.
Lo presentan como un avance sin
precedentes, pero habrá que verlo. Los científicos coinciden en que los
animales nos entienden mejor a nosotros que nosotros a ellos. Por eso que tal
vez sea aconsejable que los perros sigan siendo perros y que no nos empeñemos
en hacerlos humanos. Hemos llegado hasta aquí, cada uno por su lado, y no nos
ha ido mal. Los perros han pasado de dormir a la intemperie a dormir en nuestra
cama y nosotros de tirarles piedras a disfrutar de su compañía. Si la
inteligencia artificial nos permite hablar con ellos igual descubrimos que
tienen una idea política distinta a la nuestra, o son de otro equipo de fútbol.
Y entonces empezarían los líos. Así que mejor seguimos con Darwin y la
evolución de las especies. Los perros han evolucionado y ahora son de la
familia pero, en lo de hablar, ya hablarán cuando les toque.
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Milio Mariño