A finales de agosto, el Consejo
de Ministros aprobó un proyecto de ley que trata sobre la protección, derechos
y bienestar de los animales y comenzará a tramitarse en breve. Una nueva ley,
otra más, sobre los animales que llama la atención porque, entre otras cosas, señala
que los dueños de los perros deberán superar un test de sociabilidad. Una
prueba para la cual podrán cursar una formación online que será gratuita y
tendrá validez indefinida para todos aquellos, o aquellas, que quieran tener un
perro.
Cuando leí lo del test tuve que
leerlo dos veces. Uno ya tiene sus años y asume como efecto secundario que le
cueste entender ciertas cosas. De todas maneras, los que amamos a los animales
y compartimos nuestra vida con ellos nos alegramos de que solo puedan tenerlos
quienes estén capacitados. Hoy en día los perros son como un miembro más de la
familia.
No es una metáfora, es una
realidad. Desde el 5 de enero de 2022 y gracias a una reforma del Código Civil,
las mascotas son consideradas, legalmente, miembros de la unidad familiar. Así
que los perros, los gatos, los pájaros y está por ver si los pulpos también,
son nuestros parientes con todas las de la ley.
Pensando en eso, y en lo que acaban
de proponer, se me ocurrió que no deja de ser curioso que las autoridades vayan
a exigir formarse y superar un test de sociabilidad para tener un perro y no
exijan nada para tener un niño.
Fue lo primero que pensé. Mi
formación en la racionalidad aristotélica,
aunque escasa, me remitió a George
Orwell y su Rebelión en la Granja. Caí en la cuenta de que los animales se
están humanizando y los políticos se animalizan. Parece como que hubieran
perdido el norte y la sintonía con los problemas reales. En vez de preocuparse por
mejorar la vida de las personas, proponen animaladas.
Animaladas sin sentido porque el nuevo
proyecto de ley de protección de los animales tendrían que enseñárselo a un
toro de lidia y preguntarle qué opinión le merece que para llevar a un perro de
la mano exijan superar un test de sociabilidad y que los banderilleros, los picadores
y los toreros sigan campando a sus anchas y estén autorizados para torturar,
herir y matar a un animal con total impunidad.
Si, los políticos, lo que
pretenden es construir una sociedad mejor deberían ser más racionales y más consecuentes.
Sería injusto generalizar pero tanto los que gobiernan como los que se oponen y
viven encantados sin gobernar, practican una política que imita al juego de la
oca. No abordan los problemas más acuciantes, tiran los dados y se apuntan a lo
que salga.
La casilla de salida, la primera
y más importante, debería ser la de la gente normal y los problemas de su día a
día. Por eso que sí, con la que está cayendo, uno de los primeros temas a
debatir, en la inauguración del nuevo curso político, es la idea de que los propietarios
de los perros deban superar un test de sociabilidad, que garantice qué están
capacitados para hacerse cargo de ellos, no sería en absoluto extraño que la
gente exigiera la misma prueba para cualquiera que pretenda desempeñar un cargo
público. Qué menos que exigirle a un político lo mismo que se exige a quien
quiera tener un perro.
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Milio Mariño