lunes, 27 de diciembre de 2021

El rey del suspense

Milio Mariño

Tengo pasión por el cine desde que era niño. Desde entonces habré visto cientos de películas y el balance no puede ser más positivo. Me gustaron casi todas, especialmente las buenas, pero si me dan a escoger un género escojo las de suspense. Esas que cuentan historias de hombres maduros que escapan de la justicia por piernas, suelen tener una amante, rubia y muy atractiva, y viven en la incertidumbre de si les echarán o no les echarán el guante.

 Me gustan esas películas porque la trama se articula en torno a los giros de un guión que no para de sorprendernos y nos mantiene en vilo, de modo que nunca sabes si lo que estás viendo ayudará al desenlace o será un señuelo para despistarte. Así que, lógicamente, no soy de los que destripan el argumento y cuenta de qué va la película. Claro que también hay excepciones. Hay películas que, por mucho que me resista, acabo contándolas aunque no quiera.

No suele pasarme, pero está pasándome con una película que trata de un personaje que aparentaba ser una persona respetable, un padre de familia ejemplar, campechano y muy simpático, y resulta que ocultaba millones de euros en Suiza, recibía transferencias de dinero dudoso y había tenido varias amantes a las que hacía regalos millonarios.

El personaje, es decir el protagonista, vivía a cuerpo de rey, protegido por los medios de comunicación y los sucesivos gobiernos, que tapaban todos sus escándalos hasta que no pudieron seguir tapándolo y optaron por disculparlo. Apelaron a que somos humanos y que, como tal, podemos equivocarnos. Él mismo llegó a reconocer que se había equivocado y dijo que no mataría a más elefantes cojos ni a osos borrachos. Pero después se supo que, además de participar en cacerías amañadas y tener varias amantes, lo gordo, de verdad, era su afición por el dinero.

Estos detalles vamos conociéndolos al principio; luego la película da un giro y el personaje se encuentra con que su propio hijo, a quien había dejado el poder y toda la herencia, lo echa de casa, lo manda a un país muy lejano y le quita la paga.

La película pasa entonces al terreno de la incertidumbre, al suspense puro y duro, ya que el protagonista amenaza con volver del exilio, el gobierno dice que allá se las compongan el padre y el hijo, y el conflicto entra en una fase en la que nadie asume responsabilidades ni acepta las consecuencias.  

Llegados a este punto, los espectadores se dividen entre los que creen que el personaje es un buen hombre, acaso un poco vivalavirgen pero simpático e ingenuo hasta la candidez, y quienes consideran que es un caradura que se ha reído de todos y debería ser juzgado por sus fechorías.

No descarto que la historia les suene, pero, de todas maneras, quiero mantener el suspense y no pienso revelar nada más. Allá ustedes si creen que la película está basada en uno de esos guiones de Hollywood que ni los guionistas saben cómo cerrar. ¿Volverá el protagonista para celebrar su cumpleaños en compañía de la familia, incluido el fiscal? ¿Inventarán una cuarentena, amañada por el CNI, para quitarse el marrón y justificar que no vuelva?. Piensen lo que quieran. Sufran la incertidumbre de equivocarse o acertar si piensan que la película “El rey del suspense” es, o no es, una historia real.

 
Milio Mariño / Artículo de Opinión

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