Por como luce en las imágenes del
telediario, no es arriesgado pensar que Pedro Sánchez duerme como un lirón
cuatro meses después de haber dicho que con Pablo Iglesias en el Gobierno no
podría ni pegar ojo. Lo del sueño parece que lo ha resuelto sin necesidad de ansiolíticos.
Otra cosa es el efecto que su Gobierno ha provocado en los partidos de la
oposición, donde ha cundido el pánico más allá de lo que sería razonable ante cualquier
nuevo gobierno.
Cuesta entender ese temor. Cuesta entenderlo porque creo que el de Pedro Sánchez será un gobierno como tantos otros. Un
gobierno que abordará los problemas de forma muy parecida a como lo hicieron
los anteriores. Es decir, que cambiará poco las cosas porque apenas queda margen
para hacer algo muy diferente de lo que se venía haciendo. Eso lo sabemos todos
y el que finja que no lo sabe, o es tonto o se hace. De modo que no hay razones
objetivas para que la oposición se abone al catastrofismo y diga que nos han
tocado los peores tiempos para vivir y el peor gobierno posible. Tampoco las
hay para que no hubieran esperado, siquiera, ni a los cien días de rigor, pues antes,
incluso, de que el presidente y los nuevos ministros y ministras tomaran
posesión de sus cargos, ya fueron sometidos a una crítica feroz, anticipo de lo
que les espera, que no será una oposición constructiva sino una guerra sin
cuartel al objeto de derribarlos cuanto primero mejor.
Todavía está por ver la capacidad
de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para gobernar en coalición y hacerlo de forma
positiva, atendiendo al interés general. Cosa que pueden lograr porque saben
que se la juegan y afrontan una responsabilidad histórica. Y saben, además, que
acaban de asumir el gobierno en unas condiciones que fíjense como lo verán
algunos que el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha pedido que
la gente se ponga a rezar.
En esas estamos, aunque estemos
en el siglo XXI. Estamos en que algunos parecen empeñados en que cunda el
pánico, dando por supuesto que una parte de la población es idiota y comulga
con esa idea de que este gobierno hará que nuestro país se convierta en
Venezuela. Un delirio al que contribuye, de manera importante, Monseñor Cañizares
con esa petición de que se rece por España. Tan importante que no sé yo si no estará
metiendo a Dios en un compromiso. Lo digo porque las oraciones, dada la
posición de la iglesia, no se piden para que Dios se conmueva y ayude al nuevo Gobierno
a triunfar. Se piden para que el Gobierno de Pedro Sánchez fracase. La idea es
que los españoles recen para pedirle a Dios que intervenga y no permita que
gobierne la izquierda. Menos mal que Dios no se deja manipular, como ya ha
demostrado con creces. Así es que seguirá sin hacer caso al egoísmo de las
peticiones interesadas por más que intenten sobornarlo poniéndole muchas velas
y rezándole muchos rosarios.
Con todo, contando con que el presidente
pueda volver a tener problemas para conciliar el sueño y que algunos recen pidiendo
el fracaso, no veo razones para el pesimismo. Cierto que el nuevo gobierno afronta
una tarea difícil y hasta es posible que no tenga a Dios de su parte, pero tampoco
creo que lo tenga en contra.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
Querido Mariño: El "Cañizares" es normal que salga a la palestra con estas historias. Lo tenemos mas cerca de casa con nuestro Arzobispo, que por una parte sabe echar flores a nuestro presidente autonómico diciendo que es católico en los medios; pero por otra parte tiene bien aleccionados a a los curas de cada parroquia para que nos digan a los 20 viejos que vamos a misa, que el momento presente es una situación dificil y como oi ayer "que se intenta quitar la religión de las aulas para imponer unas formas cívicas que no son recomendables. Estuve por decirle que "La formación del espiritu nacional, los doce puntos de La Falange, el certificado de buena conducta para obtener el titulo de Magisterio y el tener que tragarme misa y rosario durante cinco cursos todos los dias....eso ¿que era?. Bueno "El Cara al Sol" de postre. Considero que estos partidos de la oposición actual, no tienen ni historia, ni memoria. No hay más que niñas y niños guapos e incluso quienes han nacido en el extranjero. El caso es tener un asiento en algún organismo para poder insultar o decir memeces como el hijo de Adolfo Suarez. Nada más un saludo para ti y sigue siendo tan certero con tu pluma.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por leerme y un abrazo
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