Milio Mariño
Todos los veranos oímos hablar de las autoridades sanitarias como si fueran un estamento de cuya existencia no podemos dudar. Es decir, como si hubiera una autoridad de bata blanca, encargada de vigilar ciertos comportamientos y sancionar a los infractores, igual que lo puede hacer, por ejemplo, la Guardia Civil.
No es cierto. Las autoridades sanitarias, entendidas como tal, no existen. La misión que algunos les atribuyen corresponde, por ley, “a la autoridad que, en cada caso, sea competente para adoptar medidas que perturben las libertades individuales en aquellas situaciones en que se aprecien indicios racionales que permitan suponer la existencia de peligro para la salud de la población debido a una situación sanitaria concreta".
Si han leído la parrafada y piensan que domino el tema se equivocan. Yo estaba como ustedes hasta que caí en la cuenta de que nunca había visto a esas autoridades que los presentadores de los telediarios siempre citan en verano. Por eso la curiosidad. Porque desde hace ya no se sé cuánto, no hay verano en que los presentadores de la tele no hagan alusión a las autoridades sanitarias y les atribuyan el consejo de beber más agua, no salir a la calle entre las doce y las cuatro de la tarde, ducharse varias veces al día, usar ropa ligera, no beber alcohol y realizar actividades que requieran poco esfuerzo físico. Es decir, trabajar lo menos posible; un consejo que se agradece pero que no vendría mal que, además de para el verano, también lo recomendaran para todas las estaciones del año.
La curiosidad por saber qué autoridad era capaz de dar semejantes consejos fue lo que me llevó a buscar información. No pesó tanto que casi nos traten de idiotas como la diferencia con otras autoridades, por ejemplo la financiera, que nunca aconsejan nada. La disculpa podía ser que para darnos consejos chorra, mejor callada, pero sospecho que hay muchas autoridades que les pasa como a la sanitaria: que, aunque algunas veces las citen, tampoco existen.
Puestos a regalar consejos, llama la atención que los presentadores de los telediarios no aparezcan, de vez en cuando, para informarnos de que las autoridades financieras recomiendan que nos protejamos de las preferentes, apartemos el dinero de la sombra de los bancos o no bebamos alcohol antes de firmar hipotecas.
No se entiende que, si de lo que se trata es de protegernos, hagan alusión a unas falsas autoridades y a otras no. Lo mismo que hablan de una autoridad sanitaria inventada, podrían hablar de una autoridad de parados, otra de marginación social y todas las que sé nos ocurran, para, en su nombre, recomendar medidas y hacer que parezca que solo toca cumplirlas.
Ya sé que la mayoría de ustedes, y yo mismo, oyen esos consejos, eso de que en verano hay ponerse a la sombra y beber agua, como quien oye que está empezando a llover en Galicia. Apañados iríamos si estuviéramos esperando instrucciones y no actuáramos por nuestra cuenta. De todas maneras tengo la impresión de que, cada verano, aumentan la cantidad de agua y la dosis de crema. Así, por alto, calculo que ya debemos andar por los cuatro litros de agua y un tarro de crema al día. Lo cual demuestra que importa poco que las autoridades sean reales o de mentira. Al final todas tienen las mismas manías. Siempre piden más de la cuenta.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
No es cierto. Las autoridades sanitarias, entendidas como tal, no existen. La misión que algunos les atribuyen corresponde, por ley, “a la autoridad que, en cada caso, sea competente para adoptar medidas que perturben las libertades individuales en aquellas situaciones en que se aprecien indicios racionales que permitan suponer la existencia de peligro para la salud de la población debido a una situación sanitaria concreta".
Si han leído la parrafada y piensan que domino el tema se equivocan. Yo estaba como ustedes hasta que caí en la cuenta de que nunca había visto a esas autoridades que los presentadores de los telediarios siempre citan en verano. Por eso la curiosidad. Porque desde hace ya no se sé cuánto, no hay verano en que los presentadores de la tele no hagan alusión a las autoridades sanitarias y les atribuyan el consejo de beber más agua, no salir a la calle entre las doce y las cuatro de la tarde, ducharse varias veces al día, usar ropa ligera, no beber alcohol y realizar actividades que requieran poco esfuerzo físico. Es decir, trabajar lo menos posible; un consejo que se agradece pero que no vendría mal que, además de para el verano, también lo recomendaran para todas las estaciones del año.
La curiosidad por saber qué autoridad era capaz de dar semejantes consejos fue lo que me llevó a buscar información. No pesó tanto que casi nos traten de idiotas como la diferencia con otras autoridades, por ejemplo la financiera, que nunca aconsejan nada. La disculpa podía ser que para darnos consejos chorra, mejor callada, pero sospecho que hay muchas autoridades que les pasa como a la sanitaria: que, aunque algunas veces las citen, tampoco existen.
Puestos a regalar consejos, llama la atención que los presentadores de los telediarios no aparezcan, de vez en cuando, para informarnos de que las autoridades financieras recomiendan que nos protejamos de las preferentes, apartemos el dinero de la sombra de los bancos o no bebamos alcohol antes de firmar hipotecas.
No se entiende que, si de lo que se trata es de protegernos, hagan alusión a unas falsas autoridades y a otras no. Lo mismo que hablan de una autoridad sanitaria inventada, podrían hablar de una autoridad de parados, otra de marginación social y todas las que sé nos ocurran, para, en su nombre, recomendar medidas y hacer que parezca que solo toca cumplirlas.
Ya sé que la mayoría de ustedes, y yo mismo, oyen esos consejos, eso de que en verano hay ponerse a la sombra y beber agua, como quien oye que está empezando a llover en Galicia. Apañados iríamos si estuviéramos esperando instrucciones y no actuáramos por nuestra cuenta. De todas maneras tengo la impresión de que, cada verano, aumentan la cantidad de agua y la dosis de crema. Así, por alto, calculo que ya debemos andar por los cuatro litros de agua y un tarro de crema al día. Lo cual demuestra que importa poco que las autoridades sean reales o de mentira. Al final todas tienen las mismas manías. Siempre piden más de la cuenta.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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