A finales del pasado mes de
agosto nos sorprendieron con la noticia de que en un futuro no muy lejano la
patrulla de la Guardia Civil, que ahora hace la ronda por esos pueblos que van
quedando sin habitantes, será sustituida por una pantalla en la que aparecerá
un agente virtual que se parecerá tanto a uno de verdad que, de ser así, mucho
me temo que los viejos del lugar volverán a revivir aquellos tiempos en los que
veían a la Guardia Civil y apretaban los glúteos para impedir que el miedo se
les escapara por las piernas abajo.
Lo que están proponiendo, si no
entendí mal, es una especie de realidad alternativa que, al parecer, ha sido
creada con una finalidad disuasoria. Poner en la plaza del pueblo una pantalla
con un guardia de mentira, que parezca de verdad, es como decir cuidado con lo
que hacéis que este va a vigilar. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que sea
como el rascar. Que empiecen, y no paren, y después de la del Guardia Civil instalen
otras pantallas con las figuras virtuales de quienes antaño eran la referencia
de esos pueblos medio vacíos como, por ejemplo, el cura, el maestro, el médico
y quién sabe si el tonto también. Que maldita la falta, pero lo mismo piensan
que podría contribuir a que los pueblos vuelvan a parecerse a los pueblos
felices que todavía perduran en el imaginario de nuestra memoria y se proponen
reproducirlos tal cual.
La literatura, el cine y los
videojuegos se han encargado de ir preparándonos para esto que se avecina. De
todas maneras, la realidad virtual nunca podrá sustituir a la realidad
verdadera, que es en la que vivimos. Ya pueden llenar los pueblos con pantallas
en las que aparezcan avatares superrealistas, dotados, incluso, con interfaz de
lenguaje, que siempre será un simulacro y en modo alguno podrá sustituir la
presencia física real de las personas de verdad.
El proyecto que acaban de
presentar, según la memoria explicativa que lo acompaña, dice textualmente que
es para mejorar el servicio, paliando la falta de efectivos en el mundo rural
con avatares virtuales súper realistas de inteligencia artificial, a fin de proporcionar
una respuesta más eficiente y mejorar las condiciones de prestación del
servicio a la ciudadanía.
Así es como lo explican, pero les
falta mucho por explicar. Sobre todo a los que venimos de la pizarra y el
pizarrín y ahora andamos con la tablet y el ordenador. A nosotros, lo virtual, nos
coge ya muy mayores, de modo que necesitamos que lo expliquen muy bien porque no
entendemos ni la mitad. No entendemos cómo un avatar podría auxiliar a una
persona en apuros que necesitara una ayuda inmediata. Cómo, en un momento
determinado, podría activarse, salir de la pantalla y ayudarnos en lo que haga
falta.
La intención supongo que será hacernos
la vida más fácil. No imagino otra. Por eso que lo importante no es que en los
pueblos pongan pantallas con un guardia, o lo que quieran poner, que parezca de
verdad. Lo que importa es si lo que ponen, lo virtual, puede echarnos una mano
en caso de necesidad. Pantallas que nos vendan falsas ilusiones tenemos de
sobra, lo que falta son servicios y comodidades que hagan que vivir en un
pueblo no sea como vivir a mil kilómetros de la ciudad.
.....................
ResponderEliminar