Como ya estamos en tiempo de
escribir a los Reyes Magos, no se me ocurrió nada mejor que entrar en internet
para ver qué juguetes están de moda y comprarle uno a mi nieto. Creí que así
acertaría de pleno, pero debe ser que internet no está hecho para los abuelos
porque lo que apareció en mi ordenador fue que los juguetes que más se venden
son los eróticos femeninos del tipo succionadores de clítoris, simuladores de
sexo oral y vibradores que estimulan el punto G de tres formas distintas y a cuatro
velocidades.
Algo sí que me sorprendí, pero
tampoco crean que mucho. Hace tiempo que doy por hecho que las mujeres adelantan
a los hombres en todo y si ahora han decidido procurarse placer con juguetes
sexuales, ojalá disfruten en el empeño y los amorticen con muchos orgasmos. Por
nada del mundo se me ocurriría juzgarlas y menos en estos tiempos en los que
cualquier hombre sale escaldado por emitir la más mínima opinión contraria a lo
que sea que esté relacionado con el feminismo. Poco importa que el discurso
feminista abunde en acusaciones contra los hombres que si se hicieran contra
las mujeres serían consideradas delito.
Al final, no sé si por vergüenza
o temor al fracaso, apagué el ordenador y salí de paseo. El caso que, paseando,
la decepción por no encontrar un juguete para mi nieto, me llevó a retomar una
idea que llevaba tiempo rondándome por la cabeza. Llevo tiempo dándole vueltas a
si mi nieto no acabará siendo víctima de que lo eduquen en un ambiente que
desprestigia lo masculino y a los hombres se los retrata como tiranos y
causantes de todos los males que sufren las mujeres. Tenía y tengo ese temor
aunque ya sé que por manifestarlo me arriesgo a que me acusen de reaccionario y
de que recurro al manido argumento de que las feministas odian a los hombres.
Sé que no es eso. Estoy al tanto
de que el motivo central del verdadero feminismo es la lucha por la igualdad y que
lo del odio a los hombres viene de otro lado. Sin embargo, una buena parte del
discurso feminista ha cruzado la línea de lo aceptable y su lucha por acabar
con el sometimiento histórico de las mujeres se está llevando a cabo con un
posicionamiento tan anti hombre que a los hombres parece que solo nos queda
aguantar el desprestigio y esperar que escampe.
Soy abuelo y seguramente estaré
anticuado, pero me gustaría que a mi nieto lo educaran en la igualdad de
derechos. Que lo alejaran del machismo, pero no en base a esa idea de demonizar
todo lo masculino. En base a conseguir que el hombre siga siendo hombre en
igualdad con las mujeres.
Entiendo que lo que pretenden es
que las niñas tengan una identidad muy poderosa y eso es fantástico. Pero no lo
es tanto si se abandona a los niños. Los
niños no son culpables del patriarcado ni del machismo. Tienen derecho a que no
se denigre lo masculino y a ser libres y felices y no víctimas de un
estereotipo.
Distraído con este lío, se me fue
el santo al cielo y todavía no sé qué juguete le compraré a mi nieto. Lo más
probable es que sea uno de los de siempre, nada nuevo, pero eso no significa
que quiera llevarlo al pasado.
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Milio Mariño