Nuestra vulnerabilidad, frente a los embaucadores y los mentirosos, lejos de disminuir, ha ido en aumento. Cada vez estamos más expuestos a noticias falsas, sesgadas o incompletas, trasmitidas por los medios y multiplicadas por las redes sociales. Se me dirá que la mentira, en dosis mayores o más pequeñas, siempre ha estado presente en la praxis de los partidos políticos y en buena parte de las instituciones del Estado. Es verdad, pero aunque la mentira haya estado ahí, creo que nunca como ahora se había generalizado tanto. Hemos pasado de una mentira, digamos, “circunstancial”, a la que podríamos llamar “mentira orgánica”. Una mentira organizada que se difunde con apariencia de veracidad.
Lo peor de todo es que esconden la verdad porque se supone que no nos conviene. La esconden por nuestro bien, pero como, al final, todo se sabe la sensación es que la mentira campa a sus anchas y cada cual intenta vendernos su moto.
Ante este estado de cosas, creo que no podemos permanecer indiferentes y aceptar lo que nos llega. Tenemos que analizar las noticias con sentido crítico y denunciar lo que creemos que es gato por liebre, porque ya no se trata, siquiera, de ser valientes sino de ser, simplemente, dignos y no convertirnos en cómplices.
Esta semana pasada, sin ir más lejos, aparecieron varias noticias que fueron presentadas como verdades y son berzas descomunales. La primera, la última encuesta del CIS, que daba un pestazo a cocina que todo el mundo sabía que habían cocinado berzas. Como de costumbre porque el Centro de Investigaciones Sociológicas se ha convertido en un chigre que prepara el plato del día y lo anuncia en una pizarra que deja a la vista. De primero, pote de berzas. Estupendo. Alegría en La Gestora del PSOE. El partido sube en intención de voto y Javier Fernández, pese a ser el menos conocido de los políticos, sale, según el CIS, como el político mejor valorado.
Es lo que dice la encuesta. Por supuesto, pero cabe la sospecha de que los cocineros debieron recibir la orden del chef, de pagar favor por favor, y cumplieron como está mandando. “Cocinaron” los resultados de forma que no se viera que quienes valoraron muy bien Javier Fernández fueron los votantes del PP. Los votantes socialistas le dieron un suspenso. Aunque claro, eso no aparece en los titulares. En los titulares aparece que el PSOE sube en intención de voto y Javier Fernández es el político mejor valorado.
Otra berza para meter en el pote es la rocambolesca historia de ese lápiz de memoria que podría contener datos relativos a la investigación de la familia Pujol y fue encontrado por el inspector jefe de la Sección Primera de la Brigada Central Anticorrupción, mientras ordenaba los cajones de su despacho. Ya son dos los pendrives que aparecieron por casualidad. El que había, que no se sabe de dónde salió, y el que encontraron en un cajón. Circunstancia que puede ayudar para que la defensa de Jordi Pujol solicite, y obtenga, la anulación del juicio por la forma, presuntamente ilícita, en que se consiguieron los pendrives.
Por si fuera poco, sumen al pote de berzas la guerra de declaraciones de los comisarios jubilados Eugenio Pino, Marín Blas-Aranda y José Manuel Villarejo. Menudo potaje. Y, para que no falte de nada, añadan como compango lo que le dijo Rajoy a Trump.
MIlio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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