Habrán leído, supongo, que los jefes de los principales
departamentos del Banco de España, con el visto bueno de su director, Luis María
Linde, han estado pidiendo firmas, entre sus subordinados, para respaldar a tres
altos cargos que han sido imputados por autorizar una presunta estafa. Yo
también lo leí y me pareció que en cualquier país civilizado, en un país
normal, si el Director del Banco Nacional hubiera hecho una cosa así no duraría
ni veinticuatro horas en el cargo. Pero
estamos en España… “Un país tropical, bendecido por Dios y hermoso por
naturaleza, más que belleza… Y, en febrero, hay carnaval”…
Seguro que les suena.
Es una samba que canta Sergio Mendes. Una samba que tararea el Ministro de
Justicia, Rafael Catalá, cantando eso de que prevaricar no es corrupción y
acompañándose con un solo guitarra que incluye once nuevos indultos, que son los
primeros de 2017.
Menudo par de cantantes, el director del Banco de España y
el Ministro de Justicia. Uno recogiendo firmas para apoyar a los presuntos
corruptos y el otro diciendo que prevaricar hay que situarlo en el limbo de lo
legal. Visto lo visto, estamos a un paso de que legalicen la corrupción. Sería
más sano, para nuestra salud mental, que la legalizaran ya de una vez pues así,
por lo menos, dejaríamos de comernos el tarro con escándalos como este y otros
por el estilo.
A mí, lo de la recogida de firmas de los altos cargos del
Banco de España me pareció conmovedor. Estuve por llamar y decir: ¿Dónde hay que
firmar? Sí, porque cuando me pasan
cualquier reivindicación casi nunca me niego. Firmo para lo que haga falta: Para
que desbloqueen la venta de la vacuna contra la varicela en las farmacias, para
que pongan dos farolas en una rotonda… O para que en el metro de Bilbao
habiliten un vagón solo para solteros. No lo tomen a broma que esta última
petición la pasaron a la firma hace ahora un año. Por eso les digo que casi
todo me parece bien. Lo malo fue que, cuando ya estaba decidido a firmar, leí
que el Director del Banco de España pedía retrasar la edad de jubilación, más
allá de los 67 años, y me eché para atrás. No me convenció ni el simpático de Rajoy
diciendo esa gracia de que: “En política no hay absurdo imposible"
Ni en política, léase Ministerio de Justicia, ni en el Banco de España, que hizo y hace la vista gorda cuando se trata de los demás bancos. Fabricantes de chicharros financieros, tramposos de las clausulas suelo, caníbales de recursos públicos, vendedores de humo disfrazado de preferentes y desvergonzados que tienen la cara dura de repartirse dividendos con el dinero del FROB y autoconcederse salarios, y planes de pensiones, que un trabajador normal tardaría quinientos años en cobrar.
Por eso decía, y reitero, que en un país normal el Banco de España habría suspendido, en sus funciones, a los imputados por corrupción. Habría actuado de forma ejemplar, reconciliándose con el sentir de la sociedad. Pero no. Lo que hizo, tan alta institución, fue desafiar a la justicia. Fue pedir firmas para apoyar las malas prácticas que, según el juez, hicieron los directivos del Banco. Una reacción pueril que causa sonrojo. Sí, porque viene a ser como añadir gasolina a la enorme hoguera del caso Bankia.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
Por eso decía, y reitero, que en un país normal el Banco de España habría suspendido, en sus funciones, a los imputados por corrupción. Habría actuado de forma ejemplar, reconciliándose con el sentir de la sociedad. Pero no. Lo que hizo, tan alta institución, fue desafiar a la justicia. Fue pedir firmas para apoyar las malas prácticas que, según el juez, hicieron los directivos del Banco. Una reacción pueril que causa sonrojo. Sí, porque viene a ser como añadir gasolina a la enorme hoguera del caso Bankia.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
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