Desayunaba escuchando las
noticias de Ucrania y se me ocurrió que los políticos deben estar mal del tanque,
de la chola o de lo que sea que tengan ahí arriba. Era de los pocos a los que
les parecía bien que Alemania se negara a ceder sus tanques. Sabía que podían
acusarme de apoyar a los rusos, lo cual no es cierto, pero me daba igual. La
postura del presidente Scholz me parecía la más coherente y sensata de todos
los gobernantes de Europa. Imaginaba que se había encarado con Biden y le había
dicho que se abstuviera de dar consejos y enviara sus propios tanques, los famosos Abrams, que los tiene haciendo yincanas
para que no se oxiden y la tripulación se entretenga y no se amodorre fumando
porros y bebiendo cerveza.
Igual no lo dijo así, pero debió
reprocharle que siga alentando una guerra cuyo escenario está a diez mil
kilómetros de sus fronteras. Una guerra para la que insisten en pedir más tanques
y más armas en vez de pedir un alto el fuego que ponga fin a las muertes y las
atrocidades.
En esas estaba yo, pero el
canciller alemán, al final, cedió. Lo cual no quita para que nos preguntemos a
quien interesa esta guerra y como es que los americanos han pasado de
considerar a los rusos aliados en potencia a enemigos por excelencia. Hace nada
se esforzaban en convencernos de que los rusos ya no eran aquellos rojos con
cuernos y rabo que creíamos, ni los comunistas que decían camarada y llevaban
gorros con orejeras. Eran demócratas a su manera, a los que había que comprender
y respetar. Prueba de ello es que la revista Times eligió a Putin, en 2007, personaje
del año, destacando sus cualidades como gobernante y gran estadista.
Desconozco qué pudo pasar para
que los rusos vuelvan a ser malos y Putin un oligarca chiflado que tiene
problemas con la bebida y quiere aniquilarnos a todos. Hemos vuelto a la
rusofobia y a las fantasías más disparatadas sobre la maldad rusa. Hemos pasado
de la Guerra Fría a decir que los rusos son buena gente y de eso a esta guerra en
la que llevamos gastados miles de millones de euros y lo que te rondaré morena
porque a la petición de tanques cabe suponer que seguirá la de aviones de
combate, ya que sin una mínima superioridad aérea una ofensiva con unidades
acorazadas está condenada al fracaso.
El plan es mandar armas y más
armas a Ucrania sin que, al parecer, nadie haya reparado en las consecuencias.
En lo que puede pasar si Rusia se siente acorralada. Algo que todos saben y
callan. Saben que los rusos irían a una guerra total que sería catastrófica
para Europa, pues desbordaría las fronteras de Ucrania y entrañaría la
posibilidad real de que utilicen armas nucleares. Es decir que el conflicto ya no
estaría localizado en las dimensiones actuales sino que nosotros mismos, la
población civil, podríamos acabar como acabaron en Hiroshima.
No creo necesario que nos juguemos tanto ni
considero democrático que dispongan de nuestras vidas sin consultarnos. Me
parece irresponsable y muy peligroso que se empeñen en tensar la cuerda,
incluida Margarita Robles, que también debe estar mal del tanque porque se ha
puesto a reciclar chatarra para que España se sume a la fiesta y esté en el
punto de mira.
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Milio Mariño