jueves, 16 de abril de 2020

Vivir del sol

Milio Mariño

El problema, al parecer, ya está casi resuelto, pero cuando leí que España, en plena crisis por el Coronavirus, había comprado a China material sanitario y equipos médicos por valor de 578 millones de euros me llevé las manos a la cabeza. Tenía muy presente la reco- mendación exhaustiva de que en los chinos no se nos ocurriera comprar ciertas cosas como juguetes a pilas, un alargador eléctrico o cualquier producto cosmético. Nos advertían de que podíamos liarla parda si comprábamos lo que no deberíamos comprar en los chinos, así que ya se imaginan como me quedó el cuerpo cuando supe lo de la compra de material sanitario.

La pregunta que me asaltó entonces fue de cajón. ¿Qué pasa, que aquí, en España, no fabricamos siquiera algo tan simple como unas mascarillas o unas batas de usar y tirar? Pues, por lo visto, eso parece. En España producir, lo que se dice producir, producimos más bien poco. Aquí lo que hacemos es vivir del sol, el turismo, los servicios y la construcción. En cuestión de agricultura cosechamos lo justo, en pesca pescamos lo que nos dejan y en la industria, que ya era escasa, vamos cuesta abajo y sin frenos pues, a principios de este año, hemos pasado del 20 al 16,5%, en cuanto a su incidencia en el PIB.

La industria está así. Y, si hablamos del sector textil para que les voy a contar; fabricamos fuera, en otros países, el 85% de lo que vendemos.  En los escaparates de las tiendas y en los centros comerciales nos ofrecen ropa de aquí, pero la fabrican en China, Vietnam, Bangladés, Turquía o Marruecos. De aquí tengo miedo que no sea ni el papel de envolver.

Lo que sí es nuestro es que los empresarios estén todo el día quejándose y pidan rebajas de impuestos, reducción del coste de la energía y subvenciones. Lo de quejarse es muy nuestro, pero lo de invertir en bienes de equipo y tecnología queda para otros. Nuestros empresarios siempre vieron más rentable el pelotazo, la manera de hacer negocios a costa del Estado y los chanchullos entre amiguetes, que lo de trabajar con una base industrial sólida y un margen empresarial razonable. Ahora bien, en ingeniería contable somos los mejores del mundo.

El caso que cuando la gente se pone demuestra que es capaz de hacer cualquier cosa. Ha bastado con que algunas mujeres rescataran del cuarto trastero su máquina de coser oxidada, o que algunos artesanos improvisaran en sus talleres, para que nos pusiéramos a fabricar mascarillas como chinos.

Deberíamos tomar nota y aprender la lección. Comprar fuera lo básico del material sanitario no ha sido una anécdota o un hecho puntual. Ha sido la prueba de que dependemos, en exceso, del exterior y necesitamos más industria y más tecnología, o lo que es lo mismo, más inversión y más valor añadido en actividades productivas que son esenciales para cualquier país. No parece sensato que productos de uso común se compren fuera y tengan que venir desde el otro lado del mundo. Nuestra estabilidad y progreso debería asentarse en un verdadero modelo productivo, que es, justo, lo que no tenemos.

El reto, por tanto, no será tapar cuatro grietas y reconstruir lo que se ha venido abajo. Será edificar el solar completo. El sol y el turismo no alcanzan para sostener un país que quiere ser próspero, eficaz y moderno.

Milio Mariño / Artículo de Opinión

1 comentario:

Milio Mariño