lunes, 17 de junio de 2019

El milagro 5G

Milio Mariño

Cuando oí las maravillas del 5G me vino a la memoria el 5 Jotas. Me acordé del pernil porque mi subconsciente debió encontrar alguna similitud entre lo bueno del jamón y la tecnología de última generación. Esa que propone un mundo distinto y cosas como pasar del cerdo come bellotas al prodigio de usar cerdos para incubar órganos y trasplantarlos a las personas. 

Así de sencillo. Lo que hace nada eran historias de ciencia ficción ahora se anuncia como algo real y al alcance de la mano. Ahí está el 5G, el 5 Jotas tecnológico, una nueva vuelta de tuerca que según los expertos hará que el mundo que conocemos desaparezca. Pero no dentro de tres o cuatro décadas sino mañana mismo. En cosa de dos o tres años. 

Para mí que exageran. De todas maneras, nos machacan con esa monserga sin que nadie les contradiga. Dicen que la clave va a estar en el despliegue de las nuevas redes 5G que permitirán miles de millones de conexiones a Internet a una velocidad nunca antes vista. Un salto hacia adelante para el que recomiendan que nos preparemos porque vamos a necesitar un rápido cambio de mentalidad que nos permita afrontar esta nueva etapa que cambiará la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Que lo cambiará todo de una manera que ahora mismo no somos capaces de imaginar. 

Insisto en que no creo que sea para tanto. Y si lo es tampoco nos cogerá por sorpresa. Antes, hace solo unos años, éramos más ingenuos, pero ya estamos curados de espanto y de susto. Hemos pasado por tantos cambios que vemos igual de normal que alguien sobreviva con el corazón trasplantado de un cerdo que trabajando, alquilando un piso y llegando a fin de mes con novecientos euros. Somos un verdadero prodigio de adaptación. Aguantamos lo que nos echen casi sin rechistar. Ahí tienen como nos tratan los bancos que, prácticamente, han suprimido el servicio de ventanilla y nos obligan a que seamos nosotros los que lo hagamos todo directamente en el cajero. Es más, hace unos días quedé sin Internet y me dijeron que me mandaban un router por mensajero y que lo instalara yo mismo. Por supuesto que protesté y exigí una solución. Al final acabaron mandándome un técnico, pero no sé yo si la próxima vez no tendré que arreglármelas solo. 

Intuyo que por ahí debe ir ese nuevo mundo que anuncian radicalmente distinto, porque cada cual se las apañe y ahorre un montón de dinero a quienes cobran por dar un servicio, pero la Comisión Europea dice que no. Dice que el despliegue del 5G supondrá una inversión de 56.000 millones de euros, en 2020, y que dicha inversión tendrá un impacto sobre la creación de riqueza de 141.000 millones y creará 2,3 millones de empleos. Estimación que me parece muy optimista porque cuesta creer que la fabricación robotizada, los juegos de entretenimiento, la conducción autónoma, la cirugía remota y el vídeo de ultra definición vayan a generar esos puestos de trabajo. Y lo que ya me parece un milagro es que el 5G vaya a servir, como dicen, para salvar el mundo rural y que la gente vuelva a los pueblos. Pero quien sabe, antes era la Virgen la que se aparecía de vez en cuando y ahora son los científicos los que, al parecer, hacen milagros.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

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