lunes, 24 de junio de 2019

Ayuntamientos

Milio Mariño

Después de los pactos, y algún sobresalto, los ayuntamientos ya tienen nuevos alcaldes o alcaldesas. Nuevos en algunos sitios porque aquí, en Avilés, Castrillón y Corvera, siguen los que estaban; lo cual hace suponer que en el anterior mandato lo hicieron bien o, por lo menos, no tan mal como para que los apearan del cargo. Toca, por tanto, reconocerles el mérito, sobre todo si tenemos en cuenta que estuvieron sujetos a las ataduras de las leyes de estabilidad presupuestaria, una limitación del gasto que impedía a los ayuntamientos destinar el saldo positivo del superávit a las inversiones que consideraban necesarias. 

Cabe suponer que los reelegidos habrán explicado esas trabas para justificar que lo prometido, en el anterior mandato, no lo cumplieran del todo, pero es muy probable que los vecinos, en su mayoría, desconozcan que la consecución de los objetivos del déficit de España se debe a que los ayuntamientos generaron un superávit del 0,6% del PIB que sirvió para compensar el desfase de otras administraciones públicas como la Seguridad Social. Así es que, a día de hoy, quienes presentan un balance más saneado son los ayuntamientos. Argumento que servirá para que los nuevos gestores, o los que estaban y repiten, exijan una revisión de la regla de gasto que les permita aumentar su presupuesto, además de una clarificación de los criterios que se utilizan para el gasto computable. Es decir, que exijan menos restricciones y más libertad para gastar y dar respuesta a las demandas de los vecinos. 

Apoyados en eso, y en lo anunciado por un gobierno que es muy probable que también repita, nos situamos en un escenario mejor que el de hace cuatro años. Mejor para cada uno de los ayuntamientos y para la comarca de Avilés en su conjunto. Mejor en lo económico y más claro en lo político porque el partido que puso más inconvenientes a los acuerdos comarcales, IU, ha perdido peso y los socialistas es previsible que ejerzan su mayoría para acabar con las disputas en temas como los accesos a la margen izquierda de la ría. Un problema que lleva diez años sin resolverse y que ni siquiera se resolvió después de que se aceptara la petición, de IU, de que la ronda norte no pasara por Castrillón. 

Conseguir que la comarca de Avilés funcione y de respuesta a los problemas comunes es una asignatura pendiente en la que no se avanzó más allá de un par de cuestiones casi anecdóticas como una mancomunidad turística con atribuciones muy limitadas y la construcción de una perrera. Un balance cuando menos curioso pues supone que se llegó a un acuerdo para solucionar el problema de los perros, pero no fue posible llegar al consenso en temas tan vitales como los accesos, el medio ambiente, el urbanismo o la política industrial. Cuestiones fundamentales que afectan a una población que suma casi 124.000 habitantes, en la que Avilés representa el 70% y no solo a nivel demográfico sino también en cuanto a la generación de recursos. 

La situación real, ahora mismo, es que los ayuntamientos están más desahogados en lo económico y es muy probable que dejen de estar sometidos a ciertas limitaciones. Están mejor que hace cuatro años. Y eso debería servir para que, aunando la ilusión de los ediles primerizos y la experiencia de los veteranos, se notara un progreso que ya no admite disculpas ni confrontaciones absurdas.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

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