lunes, 6 de octubre de 2025

Luna llena de otoño

Milio Mariño

Mañana martes, siete de octubre, podremos disfrutar de la primera Luna llena de otoño, que es la más grande del año y añade un toque mágico a una estación que favorece las leyendas y las historias de los abuelos. Será todo un espectáculo si tenemos en cuenta que la Luna siempre ha sido fuente de fascinación y misterio, incluida su enigmática cara oculta, que fue inmortalizada por Pink Floyd en un disco que es música para los sentidos y bálsamo para el cerebro.

Viene de muy antiguo que asociemos los plenilunios a poderes mágicos y misteriosos que pueden ir desde que un hombre se convierta en lobo a propiciar que cambiemos de humor o que el pelo nos crezca más rápido. Nuestros parientes, los gorilas, celebran la luna llena bailando y los lobos aúllan al cielo, aunque hay quien dice que lo que hacen es rezar y pedir por la conservación de su especie. También las plantas se dejan influenciar por la Luna, así como los árboles, el agua de los océanos y sus inquilinos los peces.

La Luna es como una ternura flexible que lo envuelve todo. Y esta primera de otoño, que viene vestida de ocre y es la más grande y brillante, llegará, como siempre,  para favorecer nuestros sueños. Seguro que lo consigue, pero tiene difícil convencer a esa legión de científicos que, últimamente, parecen empeñados en corregir las enseñanzas de nuestros ancestros y aseguran que la Luna no nos influye en absoluto, que solo se trata de mitos y falsas creencias que han venido transmitiéndose a través de los siglos. Los hay que afirman, incluso, que subiendo una escalera experimentamos más cambios gravitacionales de los que puede ejercer la Luna sobre nosotros.

No me lo creo. Tampoco entiendo a qué viene esa campaña de desprestigio. Parece como si la Luna les hubiera jugado una mala pasada. Tenían mucha prisa por subir allí arriba y Collins, Aldin y Armstrong subieron en 1969, hace 56 años, pero nadie ha vuelto. Había muchos proyectos para establecer bases permanentes que permitirían explorar otros planetas, pero nada de nada. Y, tal vez por eso, por la indiferencia y el desprecio, la Luna se está alejando de nosotros.

Lo dice la NASA en un informe difundido hace poco. Dice que la Luna se está alejando de la tierra a razón de 3,8 centímetros por año. No parece gran cosa pero, según los expertos, de aquí a un tiempo podría tener consecuencias para nuestro planeta. Podría afectar a la duración de los días, el efecto de las mareas y hasta los eclipses.

Este informe de la NASA, y la postura de algunos científicos, evidencia lo mucho que saben de la Luna y lo que, aún, desconocen. Que es mucho más y denota su ignorancia en cuanto a la relación de la Luna con la Tierra. Un vínculo que nació hace millones de años y se fue acrecentando por razones de vecindad y mutuo respeto al orden cósmico que les permite girar a su bola.

Se entiende mal que quienes niegan que la Luna tenga alguna influencia sobre nosotros nos alerten del peligro de que, poco a poco, se vaya alejando. A saber qué pasará cuando se haya alejado tanto que ya no pueda influir en nada. Cuesta imaginar cómo será la vida entonces.

 


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Milio Mariño