lunes, 18 de julio de 2016

Los cuentos son para el verano

Milio Mariño

A casi nadie le sorprendió que Federico Trillo comenzara su discurso diciendo: Por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas. Solo un señor bajito, que estaba en primera fila, puso cara de escéptico. Pero Trillo ni se inmutó. Hizo una pausa, para beber agua, y siguió con su historia. Me encontré con un ciruelo cargadito de manzanas, empecé a tirarle piedras y caían avellanas.

Lo crean o no, la mayoría de los ministros y ex ministros del PP están entre los mejores contadores de cuentos del mundo. Hay quien dice que tienen poca gracia y no hacen reír a nadie, pero con los cuentos pasa como con los chistes malos, la gente no se ríe hasta que los ha oído ya varias veces. Nos pasa a todos. Hace unos días, oí que Trillo volvía con el cuento de que los españoles no habíamos participado en la guerra de Irak y me entró una risa ciega que casi acabo llorando. Me acordaba de Zapatero y de que, nada más ser elegido presidente, ordenó retirar de allí nuestras tropas y no podía parar de reírme. Aunque bueno, para ser sincero, tengo que reconocer que, quizá, me reía más porque también recordaba que había sido la primera vez, en España, que un Presidente de Gobierno cumplía una promesa electoral.

Está bien que en verano nos sigan contando cuentos. Creo que la época es ahora y no en invierno. Tal vez por eso me pareció más divertido el cuento de Trillo que el de Montoro. Ese de que, al parecer, Hacienda no somos todos, no, el otro. El de que no hubo amnistía fiscal.

Los cuentos de Montoro no es que sean malos, es que los cuenta acompañándose con una risita que no le favorece. Debería copiar de Rajoy. Rajoy, además de contar buenos cuentos, acierta en el tono y dispone de un gran repertorio. Creo que lo mismo el cuento de que en el PP no hubo financiación ilegal, como el de que los mil casos de corrupción son casos aislados y el de que España no sufrió ningún rescate y el pufo de los bancos no lo pagamos nosotros, son cuentos geniales. Tiene más pero tampoco vamos a eternizarnos citándolos uno por uno. Sobre todo porque Rajoy en lo que destaca es en la interpretación. Cuenta los cuentos de una manera que el argumento es lo de menos.

Siempre hay algo conmovedor en alguien que cuenta un cuento. Nos lleva a imaginar un mundo de posibilidades que de otra manera sería imposible. Yo discuto mucho con quienes acusan a los contadores de cuentos de falta de veracidad. Opino que se equivocan y no entienden lo principal. El cuento tiene que ser mentira. La verdad está bien para la policía, los jueces, los forenses y los científicos pero para nosotros, para la gente normal, la mentira es lo mejor. Si no fuera por la mentira este mundo sería muy triste. Recuerden que la mentira es la que permite que exista la ficción, la religión, el arte… La que nos ayuda a comprender el mundo y hace la vida un poco más soportable.

Hace poco, el escritor argentino Alberto Manguel, dijo, en una entrevista, que una mentira conocida es más útil que una verdad ignorada. No puedo estar más de acuerdo. Por eso he recordado algunas mentiras que vistas, ahora, en verano hasta pueden resultar divertidas.

Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España

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