La certeza de que falta poco para
que volvamos a la normalidad ha provocado que vuelvan viejos problemas como el
de los Centros de Atención Primaria, que si hace dos años estaban mal ahora
están peor porque en todo ese tiempo se atendió a lo principal, que era el
virus, y no se hizo nada por resolver las carencias. Circunstancia que la gente
entendió y asumió con resignación y paciencia. El sentir mayoritario era que
vivíamos una situación excepcional y eso disculpaba la demora en las citaciones,
el inconveniente de las consultas médicas por teléfono y, prácticamente, todo.
Pero esa situación ya pasó. Se
acabó el paréntesis excepcional. Volvemos a una realidad en la que el déficit
histórico de médicos y enfermeras que soportaban los Centros de Salud es
todavía mayor y se ha convertido en un problema que exige una solución
inmediata. Y no me gusta lo que estoy oyendo. No me gusta que los responsables
de sanidad hayan dicho que están trabajando en soluciones imaginativas.
Las soluciones imaginativas casi
nunca son de fiar. Siempre que sale el tema recuerdo que los coches venían, de
fábrica, con una rueda de repuesto normal hasta que, por una solución
imaginativa, sustituyeron aquella rueda por otra sietemesina, peligrosa y
ridícula, que era como salir a la calle con un zapato y una zapatilla. Pero ahí
no acabó la cosa. Volvieron a echarle imaginación al asunto y pasamos de aquella
rueda galleta a que los coches vengan sin rueda. Ahora vienen con un kit de
emergencia para que nosotros mismos arreglemos el pinchazo.
Las soluciones imaginativas
suelen ser eso: un cinco por ciento de imaginación y un noventa y cinco de ir a
peor. De modo que ya sospecho qué pueden estar tramando los responsables de
sanidad. Sobre todo porque han empezado con comentarios como que el concepto
que tenemos de los Centros de Salud ha quedado muy anticuado. Al parecer, estamos
mal acostumbrados. Estamos demandando más servicios médicos que nunca, a pesar
de que nunca había existido un nivel de salud tan elevado como el que hay
ahora.
Abundando en esa idea, apuntan
que entre un 15 y un 20% de los pacientes que acuden a los Centros de Salud, no
tienen motivos para hacerlo. Y en previsión, pienso yo, de las soluciones
imaginativas que están preparando, aseguran que, en el 90% de los casos, las
consultas pueden resolverse de otra manera. No dicen que por teléfono, pero añaden
que la implantación mayoritaria de la telemedicina en la sanidad pública
permitiría un uso más eficiente de los recursos, aliviaría la presión sobre los
Centros de Salud y reduciría las listas de espera, ofreciendo, además, una
solución a quienes vivan en la España vaciada, que así no verían mermada su
calidad asistencial.
Pueden hacer mil estudios y darle
las vueltas que quieran, pero es imposible que disimulen una realidad que
apabulla. En Atención Primaria ocupamos el puesto 19 de los países de la Unión
Europea. Solo están igual, o peor que nosotros, Letonia, Eslovenia, Bulgaria,
Turquía y Grecia.
Los cálculos de la OMS para España
suponen que el sistema público de salud español necesitaría 87.000
profesionales más para garantizar la seguridad de los pacientes y equipararse
con el de los países de su entorno. Así que no caben las soluciones
imaginativas. No es cuestión de discurrir, es cuestión de contratar a más
médicos y enfermeras.
Milio Mariño / Artículo de Opinión / Diario La Nueva España
Recuerdo cuando en una reunión entre la Dirección de CESA y el comité el sabio de turno de AA.SS...decía que "el trabajador debía ser polivalente"; a lo cual respondiste, "eso como los patos, que ni corren ni vuelan"... Lo mismo les pasa a los dirigentes de la Sanidad. Telemedicina para la España vaciada... listos. ¿Saben que el medico en mi pueblo va 3 dias a la semana y los pacientes sobrepasan los 75 años.?
ResponderEliminar